—Dios, y yo viéndome así. Que ridícula —dije cubriendo mi cuerpo.—¿Siempre vas a dormir así? —dijo sin dejar de mirarme.
—No, rayos. Sólo es...es una tontería, da igual, ¿por qué entraste?
—Lo siento, de verdad. No quería incomodar, creo que debo irme.
—No— exclamé. —Lo siento, de verdad me dió vergüenza verme así, solo estoy molesta por eso.
—¿Vergüenza por qué? Yo no te veo para nada mal.
—Si tu lo dices...
—Hice esto sin pensar, además escuché a tu madre quedar con una señora que le habló desde la puerta.
—¿La vecina?
—No tengo idea. Supongo que si. Además tengo algo más para decir...
—Dímelo entonces.
—Siento que si no te lo digo ahora, otro lo hará y eso es lo que no quiero.
—No comprendo.
—Lo siento— dijo mientras bajaba la mirada molesto. Se sentó en el borde de la cama mientras se mordía el labio y movía la pierna, parecía ansiedad.
—Tranquilo— dije y me senté a su lado.
—Quiero ser directo, pero nunca...yo no puedo expresarme muy bien— dijo aún estando en la misma posición, esta vez apretó sus puños.
—Jin Young-
—¿Cariño, puedo pasar?— dijo mi madre detrás de la puerta. Me exalté, y señalé dentro del armario. Asustado al igual que yo, abrió los ojos de pronto e hizo silencio mientras entraba en el. Cerré las puertas e hice que nada pasó. Me senté en la silla, me puse los lentes y tomé él libro que venía leyendo hace días para hacerlo más "casual".
—Adelante— Al entrar mi madre tenía puesto un vestido de noche.
—Surgió de repente— dijo sonriendo —Shi Dong del trabajo me invitó a su casa, hará una cena en celebración de su acenso. Me avisó hace veinte minutos, invitó a todos los compañeros.
—Adelante, diviértete.
—¿Me veo bien?
—Estás hermosa.
*sonido*
—¿Qué es eso?— dijo.
—Estoy ordenando el armario y se cae la repisa. Enseguida lo arreglo, no te preocupes— dije nerviosa.
—¿Quieres algo de ayuda?
—Yo puedo, descuida.
—Bueno, ya tengo que irme...regresaré pronto.
—Toma tu tiempo, estaré leyendo.
—Hasta luego, mi niña— dijo y se marchó.
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Miré por la ventana percatándome de que se haya marchado en el auto. Bajé las escaleras y visualicé uniformemente todo el living. Al subir, entré asegurándome de colocar el seguro de mi puerta, así evitaría que mi madre entre sin aviso mañana.—Ya puedes salir, a no ser que quieras seguir husmeando mi ropa.
Él abrió el armario y salió, se notaba preocupado y nervioso.
—Eso estuvo cerca.
—¿Qué fue ese ruido?
—Sólo un reflejo corporal al escuchar que no va a haber nadie en casa, lo siento por cierto.
—Eso rimó.
Él sonrió.
—Ibas a decir algo antes de que nos interrumpiera —dije burlona.
—No recuerdo.
—¿No?— sonreí.
—¿Puedes hacerme recordar?
—¿Cómo?
—Sorprendeme.
Me acerqué a su rostro, posé mi mano izquierda en su mejilla y con mis labios roce los suyos levemente.
—No voy a besarte a menos que me des el permiso.
—Bésame— musité.
Él obedeció y posó sus labios con los míos. Sólo los apoyó un leve momento. Ambos cerramos los ojos, todo pasó en cámara muy lenta, todo lo contrario a mis palpitaciones, que fueron aumentando al sentir su perfume y su rostro tan cerca. Soltó el beso al separarse de mis labios con la misma lentitud que el comienzo. Ambos nos miramos, él miró mis labios una vez más y a mi también. Su miraba irradiaba deseo y era muy intensa, pero me daba la sensación de querer preguntarme algo.
—Hazlo —fue la palabra detonante para que vuelva a comenzar con ese beso intenso.
Chocamos con la pared cuándo el apoyó su mano en mi nuca intensificando el beso. Nuestros labios jugaban entre si, la fragancia de ambos comenzó a mezclarse cuándo mis manos tocaron su cabello al sentir que él bajaba la mano por mi espalda.
Mi boca dio paso a su lengua, y la suya a la mía. Nuestra respiración se agitaba cada vez más y ambos podíamos sentirlo. Me acostó en la cama mientras seguía el beso, yo no pude aguantar y le comencé a rozar la entrepierna.—¿Estás segura?— dijo rompiendo el beso.
—Nunca estuve más segura— sonreí.
Él me devolvió la sonrisa y continuó con ese apreciado beso. Las caricias aumentaron en mis senos, la ropa de nuestros cuerpos desaparecían poco a poco, su cuerpo era ideal, tenía el abdomen semi marcado y las piernas grandes. Su cuello largo mostraba lo perfecta que era su quijada, tenía los brazos definidos y con muchas venas marcadas, así como múltiples tatuajes y cicatrices, todos esos detalles hicieron que me prendiera. Y ni hablar de su gran trasero, era perfecto.
—Eres hermosa.— dijo admirando mi cuerpo mientras lo tocaba.
—Tu eres...perfecto.
—Este no es no es ni el comienzo.
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Zarii
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El jr Pervertido/ Editando
Фанфик{+21} ATENCIÓN Esta novela incluye escenas sumamente explícitas, lenguaje no apto para menores y temas maduros. Abbie, una mujer muy bella, posee buen cuerpo y tiene una personalidad muy encantadora. Tiene un secreto que no va con su cara; es muy...