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Unas horas antes...
—Llámame en cuando llegues Hannah, por favor —decía con un poco de nostalgia en su voz —. Sé que estarás cansaba por el viaje, pero quiero saber cómo llegaste.
—Lo sé mamá, estaré bien —ajusto una última vez mi abrigo para estar lista y así caminar a la sala de abordaje.
—Pero...
—Nada mamá —la interrumpo — en serio estaré bien —contesto con frialdad antes de pensar en dar el paso definitivo para irme.
—Vendrás a la boda, ¿Verdad? —suelta de la nada una vez que me he dado la vuelta.
Por un momento llegue a pensar que en verdad ella estaría conmovida por el simple hecho de que su única hija se mudaría a otro país, pero me di cuenta que solo fue un pensamiento absurdo.
—No lo sé —conteste con más enojo que antes.
—Sabes que te necesito aquí —. La miro a los ojos para saber si es verdad lo que dice, y tal parece que lo es.
—No creó.
—Vamos hija, sabes que Christian es un buen hombre y...
Era todo, simplemente no podía continuar escuchándola.
—Adiós mamá.
Salí huyendo de ahí a toda prisa sin siquiera despedirme bien de ella, lo que menos quería era escuchar más sobre lo que, por una parte, me estaba asfixiando. No podía seguir escuchando a mi madre decirme lo mismo de siempre, explicarme que ese idiota era bueno cuando ella misma sabía que no era verdad. Estaba cansada de esta situación.
¿Has deseado alguna vez querer olvidarte de todo, perder la memoria de todo lo que haz vivido? Porque yo lo deseo en estos momentos.
Se supone que en tu hogar es donde te debes de sentir protegida, querida y más que nada tranquila. Sentir que te apoyan y darían todo porque este bien, pero este no fue mi caso. Cuando más necesite el apoyo de alguien, lo único que recibí fue un "Lo siento cariño. ¿Ya viste mi vestido de novia?". Esa es una de las muchas razones por las que no soporte quedarme.
Tal vez mucha gente piense que una ruptura es algo pasajero, que se puede olvidar con el tiempo o saliendo con otras personas. Pero lo que ellos no saben es la clase de daño que ocasiona, el daño que una sola persona puede provocar en ti. Cuando el amor no fue lo que te rompió, sino las mentiras que te dijeron todo el tiempo haciéndote pensar que vivías en un cuento.
Los engaños, las traiciones, las heridas tanto internas como físicas que has pasado. Eso nadie lo entiende, solo la persona misma que lo ha experimentado; y por eso estoy huyendo, de todos esos problemas que me llenaban cada vez más.
Caminé con rumbo a la sala de equipaje, dejando mis maletas en la banda para que las subieran al avión y así yo pudiera abordar tranquilamente. Faltaba un poco más de 15 minutos para subir, compré un café y me senté a esperar que anunciaran el momento para por fin irme.
