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Estamos parados en la esquina del pub, esperando a que un taxi nos haga el enorme favor de llevarnos pero creo que nuestra pinta no ayuda mucho. Sherlock camina balanceándose de un lado a otro, mientras yo estoy recargada en un poste en muy mala postura. Tal vez puede que sea eso.
–¿Por qué no caminamos? –sugerí.
–No puedes mantenerte en pie y mi vista está fallando.
–Eso lo podemos solucionar... –aventé mis tacones a la banqueta y lo tome de la mano. –Vamos cariño. Si hubieras dejado que bailara con Lucas quizás ya tendríamos un transporte.
–¿Ahora me reclamas? —jalo su mano para que lo soltara.
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–Si estabas demasiado emocionada moviendo tus caderas en mi... ¿Y ahora me culpas? —sus palabras salían con torpeza haciendo un poco menos entendible lo que decía.
–Eres un idiota.
–Agh... ¿Por qué eres tan inmadura Mor...? —rasco su cabeza dudoso. —Ol-olvide tu nombre...
–Sabes que, puedes irte a la mierda. Tal vez estoy ebria... Pero no idiota.
–Mentira. —lo fulmine con la mirada. —¿Y cómo piensas irte? Todos los taxis nos ignoran.
–No... Cuestiones mis habilidades...
Un auto deportivo color rojo paso por la calle justo a nuestro lado, aprovechando yo para hacerle la parada y demostrar a Sherlock que podría llegar antes que él.
–¿A dónde hermosa? –saco la cabeza de la ventana. –¿Necesitas que te lleve?
–Podrías...
Sherlock se acercó a mí, jalándome de la muñeca para alejarme del auto.
–¿Ese es tu plan? ¿Ofrecerte a hombres para que te lleven?
