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¿Que si estaba loca? La respuesta es sí. No se que pensó en ese momento mi cerebro que no pude controlar la idea de por fin hacerlo...
Al ver que Sherlock se fue cuando John me dio la noticia de que estaba libre sentí como se rompió un poco de esperanza en mi, sabía que yo no le importaba mucho, pero el hecho de que se fuera sin más me lo demostró. Pero ahí estaba la tonta Hannah de siempre, la que iría tras Sherlock Holmes hasta el fin del mundo si de eso se tratará. Camine detrás de él, buscando alguna excusa para que se quedará a mi lado aunque fuera un segundo más.
- ¡Espera! -le grité sin tener algo que decir aún.- ¿A donde vas?
- No te importa. -Bien Hannah, que buena idea de preguntar eso.
- Claro que sí... -contesté tratando de ignorar su respuesta.
Sherlock se giró a mi con el ceño fruncido, lo cuál me hizo sentir más nerviosa.
- Gracias por ayudarme... -dije. Di dos pasos más cerca de él. - No lo hubiera logrado sin ti.
Y la verdad es que no, sin Sherlock no habría podido salir de toda la situación. Lestrade me dijo que gracias a él me atendieron a tiempo en la enfermería, de no haber sido por esto mi herida se pudo haber infectado más y no estaría tan bien como ahora. Supe que dejó inconsciente a alguien, pero que más daba, salvo de nuevo mi vida.
- Yo... - sus ojos verdes me miraban con profundidad y más serios.
- No tienes que decir nada Holmes.
Me acerque con cuidado de no incomodarlo más, estaba tan nerviosa que no sabía lo que estaba haciendo. ¿Estaría bien si lo intento? ¿Y si sale mal?. Muchas personas me han dicho que esta vida es de los que se arriesgan, pero no estoy segura si en mi caso funcionará aquel consejo. Pero es que... Tan sólo mirarlo, tenerlo a sólo unos centímetros de mi hacen que mi respiración se dificulte, que mi pulso se vuelva más acelerado de lo común, poder respirar su aroma es tan adictivo, su piel blanca te invita a que toques su suavidad para disfrutarla. Lo cual hice, puse mi mano en su mejilla tan cálida, haciendo que él se tensara un poco, nuestras miradas permanecían encontradas, midiendo cada detalle uno del otro.
Tomé todo el valor suficiente para hacerlo, intentando que no fuera un error del cual podría arrepentirme después. Sin más que pensar, acerque mis labios a Sherlock para fundir esos sentimientos que he intentado demostrarle desde hace mucho tiempo, rompiendo esa barrera que no permitía que yo pasará. Lo besé, no de la manera con pasión o deseo, no quería dejarle ver eso aunque no lo entendiera. Sólo debía ser un beso que dejara ver que mis sentimientos por Sherlock. Pensaba que su reacción sería bastante mala, pero no hizo nada. Se quedó calmado en cuanto puse mis labios sobre los suyos. Su calor recorrió todo mi organismo, como si un toque pasará desde mi nuca hasta mis pies. Cualquier chica desearía un primer beso de película, donde los dos se demostraran que se desean, pero este no era el caso. Sólo yo demostraba que lo quería a pesar de todo.
