Libre.

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—¡Hannah! —gritaba con desesperación desde su celda

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—¡Hannah! —gritaba con desesperación desde su celda. —¡Hagan algo! —seguía insistiendo tras verla tirada sin dar ninguna señal, el oficial que continuaba mirando a la nada ignoraba los alaridos que daba el detective.

—Ese no es nuestro trabajo señor. —expresó con tono despreocupado.

El coraje de Sherlock no pudo contenerse más, aumentó sin duda al escuchar las palabras que dijo el inútil aquél.

¿Pero porque se sentía de esa manera? No sabía con claridad que era lo que estaba pasando por su cabeza en esos momentos. ¿Porque le preocupaba?. Él no era de los que hicieran un escandalo al ver una situación así, siempre estaba dispuesto a defender a las personas que "estimaba" a su manera. ¿Pero por que a ella? Desde la primera vez en que la vio supo que seria un problema vivir con una chica tan ordinaria y desalineada. Jamás imaginó que alguien como ella estuviera en su equipo, «Siempre tan tonta» -pensó.

Quien podía imaginar que desde el primer día que llego al 221B empezaría a cuidar de él. «Deja de pensar estupideces» Se repitió al no entender porque pensaba eso justo ahora. Cada vez que llegaban ese tipo de cuestiones quería desecharlos con la mayor rapidez que le era posible, enviándolas directamente a las cosas sin importancia, pero ahora se le dificultaba más poder sacarlas, regresaban con mas frecuencia desde lo ocurrido en Canadá. Se cuestionaba cada día el porque Morgan se preocupaba de aquella manera, la importancia que le daba. No entendía, nunca nadie se había ofrecido a dejar su libertad solo por salvarlo, o incluso a dar su vida.
Su cabeza era un completo desastre cada vez que pensaba en esa situación, se trataba de tranquilizar recreando alguna solución para sus casos o en algún asesinato reciente que podría resolver, siempre preferiría eso a pensar en los aburridos sentimientos.

Pero ahora estaba aquí, desesperado por que vieran a la chica inconsciente. Tal vez su cerebro no estaba funcionando adecuadamente, ya que sintió que era su turno de ver por ella...

—Podría acercarse un poco... —dijo el detective ideando un plan. —Hay algo que quiero mostrarle de mi celda.

El oficial, como idiota que era, cayó en su juego sin predecir lo que pasaría.

Sherlock visualizó en su mente las partes débiles del hombre en menos de un segundo, encontrando la manera de poder dejarlo fuera.

«Cráneo, artería carótida, ojos, tráquea, pulmones, costillas...» ¿Qué elegiría esta vez?

—¿Qué es lo que le pasa?.

—Por allá... —señaló una parte del lugar que no tenía importancia.

—No me tome por idiota pen...

No permitió que el oficial siguiera con su aburrido discurso de insultos hacia él, tomó la iniciativa de golpear con sus dos dedos la garganta de su oponente para dejarlo sin aire y como lo dedujo, empezó a toser por la falta de oxígeno que le provocó. Estaba tan distraído por intentar respirar que no se dio cuenta que Holmes jaló su uniforme dándole como regalo final dos golpes más, dejando uno en el hígado y otro en la cabeza para por fin quedar desmayado y fuera del juego.

𝐇𝐔𝐌𝐀𝐍 𝐄𝐑𝐑𝐎𝐑 - shDonde viven las historias. Descúbrelo ahora