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- Esta detenido por el asesinato de Hank Adams, ¡esposenlo!
Dio la orden el hombre de traje que permanecía recto ante su decisión.
- ¡Espere! ¿Quién se cree usted para hacer esto? -le grité molesta.
- Tan solo el primer ministro de Inglaterra.
- Vayase al carajo usted y su puesto alto, no tiene derecho. ¡Usted no sabe lo que paso!
- Guarda silencio si no quieres ser arrestada también -dijo tajante una mujer que se acerco al ministro.- No se como el fénomeno consigue tener amigos tan leales.
- ¿Disculpa?
- Lo que escuchaste niña.
- ¿Quien eres para venir a opinar?
- Soy la sargento Donnovan, y yo puedo decir lo que me plasca. Y mas al fenomeno. Yo les dije que iba a acabar matando a alguien. Te lo advertí John, solo mirarlo, todos saben que es un estúpido psicópata. Lamento no haber llegado para decírtelo también. Aún que observándote, te ves igual de rarita que él -puso una sonrisa desafiante.
- Callate perra.
- ¡Ja! ¿Crees que vas a intimidar con esa carita?. Daré la orden para que encierren al anormal -dijo al hombre- Al fin podre verlo en el lugar donde debe de estar...
Es todo, había colmado mi paciencia que de por si ya era muy poca. Era tiempo de que conociera a la Hannah que quería dejar atrás...
- Disculpe sargento Donnovan... -se giro a verme, lo que aproveche para soltarme de un jalón de las manos del policía. Propinando un puñetazo en la nariz de la chica que estaba en frente de mi, cayendo al suelo como una tabla.
Sherlock que permanecia serio y perdido en su mente, volteo a mirar la escena que estaba haciendo. Buscó mi mirada hasta encontrarla, fue cuando me di cuenta del error que cometí por dejarme llevar por mis impulsos... Abrio mas los ojos esperando a que le explicara, pero solo movi la cabeza en señal de "no".
Dos oficiales ayudaron a levantarla mientras otro tomaba mi brazo con agresividad, lo cual dolia. Vi que las intenciones de Sherlock era evitar que me dañara, pero al moverse los hombres apuntaron mas sus armas.
- ¡Esposenla también! -exclamo el calvo que también estaba hartandome... - ¡No! -grito John desde la otra orilla. - ¿Quiere que tambien lo lleve a usted doctor Watson? - Eres una maldita agresiva, pero esto no se va acabar así -amenazo la sargento- Tu y el psicópata me las van a pagar... - Cuando quieras querida -le sonreí.
Después de todo el ridículo teatro que arme, dos policías se acercaron a Sherlock bajando sus manos con violencia a la parte de atrás, poniendo unas esposas después de esto.
Al igual que él, ahora estaba paralizada. Mis temores de que le pasará algo estaban sucediendo, no podía permitirlo. No cuando la culpable era yo. Pero me desconcertaba tanto la actitud que estaba tomando, solo se quedaba quieto... Mirando de nuevo a la nada.
