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¿Qué es lo que había pasado? No lo sé. Pero el golpe que pensé que estaba por llegar a mi cabeza, no paso. Estoy segura que se detuvo gracias al sonido de un helicóptero que venía de afuera anunciando a Hank que lo tenían rodeado. Por primera vez la voz de Mycroft me hizo sentir esperanza.
— Te dije que no podrías con nosotros... —Sherlock puso una sonrisa de lado, sin quitar el arma de su objetivo.
— Vamos Hank, se que me odias o lo que sea que sientas por mí, pero déjame ir. Tal vez te de tiempo de escapar -Adams se quedó paralizado al escuchar el altavoz diciendo que se rindiera.
— No cariño, si me van a encerrar es mejor que tengan una razón.
Alzó de nuevo el martillo, pero no me golpeó, fue una distracción para que Sherlock pusiera atención en otro lado y así él sacará un arma que tenía debajo, disparándole a Holmes...
— ¡Sherlock! -grité, tratando de moverme para salir del plástico en el que estaba atrapada, lo cual me era inútil.
Pero en un instante se levantó, disparando detrás de Adams que salió corriendo después de eso. Sentí un gran alivio de verlo vivo, preguntando si me encontraba bien.
— Sí -respondí un poco agitada- Sácame de aquí.
— No lo había pensado genio... -dijo sarcásticamente.
Fue a la otra camilla donde permanecía el cuerpo de Jaqueline y tomó uno de los cuchillos limpios, regresando a mi para romper el plástico.
— Cuidado... -le dije con un poco de miedo al ver que el cuchillo pasaba muy cerca de mi piel.
— Silencio.
— Am... Sherlock...
— Puedes quedarte callada, no me dejas pensar.
— Es que... ¿Podrías quitar tu mano de ahí? -me daba un poco de vergüenza decirlo, pero su mano estaba puesta en uno de mis pechos, sentí como el color subió a mis mejillas por lo que había hecho...
— Yo... -note un poco de pena en sus ojos- Ponte esto -me extendió su camisa morada que tanto me gustaba.
Una vez que estuve libre, tape mi cuerpo desnudo con la prenda que me dio y me levanté para salir después de él.
— Ve a la puerta y dile a Mycroft que rodeé toda la zona, Adams no puede escapar.
— No voy a dejarte solo, estoy aquí para ayudarte.
— Hannah te estoy dando una orden -me gritó al ver que no lo obedecía.
— No me importan tus órdenes, no eres nadie para mandarme -Sherlock agarró mi brazo con fuerza lastimandome, pero se dio cuenta y me soltó- Si piensas que te dejaré, estas muy equivocado.
— ¡No puedo dejar que vengas conmigo!
— ¡¿Porque no?!
— ¡Porque no quiero que te pase nada! -levantó la voz aún más de lo que yo, dejándome callada... Y tratando de asimilar lo que acababa de decirme...
