«Tormenta.»

4.9K 391 162
                                    

Baje las escaleras ignorando los llamados de Sherlock que seguían insistiendo a donde iba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Baje las escaleras ignorando los llamados de Sherlock que seguían insistiendo a donde iba.

–¿Podrías dejar de ignorarme?

–Tu siempre haces lo mismo.

Se adelantó a mis pasos y no dejo que pasará a la puerta, quedamos en el pasillo a oscuras y en total silencio.

–¿Por que haces esto? Me están esperando a fuera.

–Tu nunca sales por las noches, ¿que significa ahora?

–Que tengo ganas de divertirme, así que no te metas.

Tomé el rabillo de la puerta y jale de ella para salir, en cuanto lo hice me agarró con fuerza del abrigo impidiendo que pudiera seguir avanzando.

–Basta... Dame una estúpida razón por la que no quieres que vaya. ¿Cual es tu problema?

Se quedó mirando fijamente al suelo. –Mirame a los ojos ¡y dime porque!.

 –Mirame a los ojos ¡y dime porque!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


–¿Nada? Esta bien. –jale mi abrigo, cerrando la puerta detrás mío y corrí hasta una de las mesas que seguían a fuera de Speedy's a pesar de la hora.

Tuve que sentarme y tomar aire para tratar de tranquilizar todo un poco, todo se estaba descontrolando en mi y eso no me parecía nada bien por ahora. Tape mi cara con las manos en un intento de retomar mis fuerzas y hacer como que si estuviera bien para ir hasta el auto de Lucas.
Caminé directo a él, que estaba muy entretenido mirando su teléfono. Toque levemente el vidrio y enseguida se bajó del auto para abrirme la puerta.

–No tenías que bajarte. –meti mi cuerpo al coche.

–Siempre he sido un caballero, pero no me dejas demostrarlo.

–Vámonos ya. –mi tono salió más chocante de lo común, pero si no arrancaba ahora estaba segura que me bajaría arrepentida.

–¿Lista? –pregunto una vez que estuvo dentro.

Asentí con la cabeza y encendió el motor.

–Debemos correr, los demás deben de estar desesperados, quede con ellos a las ocho en punto y ya pasa de esa hora.

𝐇𝐔𝐌𝐀𝐍 𝐄𝐑𝐑𝐎𝐑 - shDonde viven las historias. Descúbrelo ahora