☠ Pelea de Egos » Larry Stylinson ☠

24. [Tatuajes.]

Pasaron cinco minutos y yo seguía en el baño. En parte porque estaba muy ocupado tratando de no tener un ataque de pánico y en parte porque sabía que si salía era muy probable que lo tuviera. Me acerqué a la pared y comencé a deslizar mi mano por ella cerrando los ojos y concentrándome en el tacto. Había visto en una de mis series favoritas que a veces distraerse con esta táctica daba resultado.

Así como mi sentido del tacto se había agudizado al cerrar los ojos, también lo hizo mi audición. De la nada escuché a alguien entrando rápido a los vestidores. Se notaban pasos pesados y decididos y por su forma de respirar o bien había estado corriendo o estaba furioso.

Me decidí por la segunda cuando pegué un salto por el precipitado ruido que invadió mi campo auditivo. Esa persona había golpeado los casilleros y por la magnitud del sonido no me hubiera sorprendido si al salir lograba ver una abolladura en algún locker.

—¡Maldita sea! –gritó una voz muy pero muy grave. Otro golpe.– ¡Hijo de puta! ¡Le voy a romper la cara! –gruñó.– ¿Quién se cree que es? ¿Quién mierda se cree qué es? ¿Se cree muy listo? Tendré que enseñarle qué ocurre cuando se meten conmigo.–gritó y golpeó una última vez. Se escuchaba su respiración agitada y hasta podía imaginarme su pecho subiendo y bajando. Sonaba como Harry. Estaba seguro que era Harry. Y estaba tan enojado... ¿qué lo había hecho enfurecer tanto? ¿Tal vez estaba celoso?

—¿Celoso? –una segunda voz apareció en el ambiente. Rodé los ojos asqueado. Grimshaw. Esa puta.

Luego de esa intervención hubo un silencio prolongado. Un silencio que seguro se rellenaba con miradas que hablaban por sí solas. Al final fue Harry el que rompió dicha tortura.

—No. Claro que no.

No se denotaba sarcasmo en su voz, más bien, sonaba más como una afirmación para sí mismo. Como si él quisiera convencerse de tales palabras.

—No parece.–respondió seco.– Ya hemos hablado de esto.

Apreté mis ojos y coloqué mis manos en mi pecho. Sentía como si un cuchillo fuera clavado en mi corazón. "Ya hemos hablado de esto." Como si hubieran hablado millones de veces en que los celos eran dañinos y no eran necesarios porque sabían que se amaban el uno al otro y no había nada que temer.

Sentía como si fuera a vomitar. Creía que era un poco egoísta de mi parte pero sólo quería que tuviera esas conversaciones conmigo. Este tipo de conversaciones en el que un Harry posesivo con ojos oscuros por la ira me gritaría que soy suyo y de nadie más, que nadie puede tocarme excepto él y entonces yo le diría que sí, que soy suyo y entonces nos besaríamos y nos recostaríamos en mi cama hasta que por fuera suyo y el fuera mio en todo el sentido de la palabra, dejando como prueba la entrega total de nuestras almas fundiéndonos en uno.

Suspiré.

Tal vez todo eso hubiera sido posible si no hubiera sido tan estúpido, tal vez si no hubiera bebido tanto, no me hubiera sentido tan débil y mareado como para poder golpear a Brad y alejarlo de mí. Porque sabía que parecía irónico, ¿no? El cómo podía apartar a Harry que era un monstruo de 1,87 (porque sí, antes habíamos llegado a medir lo mismo pero pegó un estirón y me sacó como tres cabezas) y no podía apartar a un chico flacucho (en comparación al gigante de 1,87) que medía cinco centímetros más que yo. Y lo era. Era irónico. Pero todo eso ocurrió porque no estaba bien físicamente. Todas las veces que había golpeado a Harry no me encontraba en medio de una resaca.

Y vaya a saber uno qué tiene Styles metido en la cabeza que se tragó el cuento de Brad de que estaba con ambos al mismo tiempo. Primero y principal; eso era imposible porque yo no (quería aceptar que) era gay. Segundo pero no menos importante; Harry fue el que me hizo descubrirlo. Harry y sólo Harry. Harry y sus manos. Harry y sus besos. Harry y su amor. Cada noche mi mente grita HarryHarryHarry. Pero ya es demasiado tarde. Tendría que hablar con él. Aclarar las cosas. Preguntarle por qué mierda ya no me ama y qué hice (además de mandarlo a la mierda unas 500 veces). Porque si es lo de Brad, ¡maldita sea! Yo no hice nada.