Un giro inesperado (Pablo Monfort)

Quiero que te veas

(Narrador en primera persona: Candela)

Tres semanas han pasado desde que Sonia se marchó a Valencia.Apenas hemos podido estar comunicadas y no sé por qué.Casi no se conecta al washapp y muchas veces la llamo pero no contesta.

Estoy tranquila porque siempre que podemos hablar me dice que las cosas han ido cada vez mejor.

La primera semana me contó que se llevaban fatal ella y papá.Discutían todo el tiempo.Luego a la siguiente me dijo que simplemente no se dirigían la palabra y podían pasarse todo el día sin hablar.Pero,sin embargo,ahora que es la tercera semana parece que han empezado a dirigirse la palabra de forma civilizada.

Pablo: ¿Ya te has decidido?-Me pregunta Pablo dirigiéndose hacia mi.

Todos estamos de compras en el centro comercial.Todos menos Paula,que ya tiene vestido para la boda de su madre y prefiere pasar el tiempo con su familia.La cual está muy liada con todos los preparativos.

Yo niego dudosa con la cabeza.

¿Por qué me es tan difícil encontrar algo que me sienta bien? Bueno,si que es verdad que no se luce igual un vestido cuando pesas cuarenta kilos que cuando pesas cincuenta y pico...

Pablo alza una ceja y se pone a buscar conmigo.

Ambos estamos en silencio.

Sara se ha decidido por un vestido rojo que le llega un poquito por encima de la rodilla.No tiene mangas y va con una fina rebeca en un tono rosado que queda ideal con el tono rojo del vestido.

Los chicos se han decidido por unos pantalones vaqueros pero elegantes y camisetas de color claro.Cada uno con el color que mejor le favorezca con el de los pantalones.

Pablo: No veo nada que me convenza.-Rompe el silencio.-Cuando nos vayamos de aquí,vente a mi casa.-Sonríe triunfante.-Que creo que tengo algo que te quedará genial.

Me guiña un ojo y yo no puedo evitar ponerme colorada.

Candela: Cómo desees.-Digo en voz baja.

El suelta una leve carcajada.

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(Narrador en primera persona: Sonia)

He de admitirlo,esta casa me gusta bastante.

Abro mi teléfono y me pongo a revisar las conversaciones de washapp.

Desde que estoy aquí me da pereza contestar a los mensajes y llamadas.En verdad,no es que reciba muchas.

La primera semana estaba prácticamente las 24 horas hablando con mi hermana por teléfono o con Pablo por washapp.Y de vez en cuando por el grupo.

La segunda semana estaba cansada de todo.No me apetecía hablar con nadie y muchas veces dejaba en visto o ni abría washapp.

Y la tercera semana pues...a veces sí.Otras no me apetecía hablar.

En el tiempo que llevo aquí,me he dado cuenta de que no me hace falta nadie.Que puedo estar perfectamente yo sola y que me siento mucho más tranquila y segura.

Sé que mañana es la boda de la madre de Paula y que todos hoy estaban comprándose algo de ropa decente para llevar mañana.

Echo mucho de menos a Pablo...

Cierro los ojos unos segundos.

Papá: A comer,Sonia.-Me llama mi padre desde el salón.

Me incorporo de la hamaca en la que estoy tumbada y me pongo mis shorts y mi camiseta básica encima del bikini que llevo puesto.

Sonrío levemente porque este bikini me lo regaló mi hermana hace tiempo.

Me dirijo a la mesa del comedor donde mi padre ya está sentado y en mi plato ya está la comida servida.

Sonia: Anda,mis espaguetis de siempre.-Río levemente.

Mi padre sonríe ante mi comentario.

Papá: Pensé que los echabas de menos.-Dice dudoso.-Eran tu comida favorita.

Me muerdo el labio y empiezo a comer.

Hago un gesto para indicar que me han gustado.

Sonia: Podrías haberlos hecho el primer día.

Le guiño un ojo antes de llevarme otra ración a la boca.

Él solo ríe y empieza a comer.

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(Narrador en primera persona: Candela)

Candela: No...no me puedo poner eso...-Digo mordiéndome el labio.

Pablo: ¿Por qué no? -Me pregunta con la mirada fija en mi.

Candela: Es un vestido precioso...-Empiezo a decir.

Pablo: Cómo tú.-Me interrumpe sonriendo.

Candela: Bueno,me lo pruebo.-Digo finalmente.

Pablo sonríe triunfante y me entrega el vestido.

Es un vestido sencillo a la vez que hermoso y elegante.

Pablo: Avísame cuando te hayas cambiado.-Dice entregándome el vestido.

Me guiña un ojo antes de salir de su habitación.

Contemplo el vestido un par de segundos antes de ponérmelo.

Aquí no hay ningún espejo y no puedo ver cómo me queda.

Me muerdo el labio y abro la puerta de la habitación.

Pablo no tarda en percatarse de ello y me mira sonriendo y con un cierto brillo en los ojos.

Pablo: Estás preciosa.-Dice tomándome de las manos.

Candela: ¿De verdad?-Pregunto inocente.

Pablo: Ven,quiero que te veas.

Me coge dulcemente de la muñeca y me lleva a la sala de estar, donde hay una gran espejo en el que me puedo ver de pies a cabeza.

Me quedo sorprendida al verme porque casi ni me reconozco.

Es un vestido color coral y me llega por la altura del muslo.No tiene escote,es cerrado y solo tiene un tirante compuesto por flores aliñadas de delante hasta la espalda.

Pablo rodea mi cintura con sus brazos y apoya su cabeza en mi hombro después de dejar un pequeño beso en mi cuello.

Pablo: Sé que te acomplejas de tu imagen física.-Comienza a decir mirándome a los ojos a través del espejo.-No vale la pena,Candela,eres hermosa por dentro y por fuera.-Me dice con sinceridad.-Mírate ahora,pareces una princesa de cuento de hadas.

Yo me muerdo el labio.Es una muletilla que tengo cada vez que estoy nerviosa.

Pablo: Y quiero que sepas que aunque tu hermana y yo ahora estemos juntos,no va a cambiar nada entre tú y yo.Nuestra amistad es especial y eres una gran amiga para mi.

Yo solo puedo sonreír con la mejor de mis sonrisas y darme la vuelta y abrazarlo.

Candela: Muchísimas gracias Pablo.-Le susurro al oído.

Él solo me abraza más fuerte.

Pablo: Quiero verte mañana con él puesto.-Me guiña un ojo una vez nos hemos separado.

Yo asiento una vez con la cabeza después de pensármelo dos veces.

Candela: ¿Y eso que tienes este vestido? -Pregunto curiosa.

Puedo notar cómo su sonrisa entristece.