16 - El último día

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Cuando terminé de cambiarme la ropa y estaba a punto de salir, mi celular comenzó a sonar y el identificador de llamadas me avisó que era Siwon.

-Hola.

-Qué bueno que contestas. ¿Está Tiffany contigo? Por favor dime que sí.

-Sí, ella está aquí. No te preocupes.

-Creo que ya te dijo que peleamos, y muy fuerte. Esta vez creo que fui yo el que me excedí.

-Sólo me dijo que habían peleado, pero solo eso, aunque yo ya lo imaginaba. Deja que se quede aquí un par de días mientras las cosas se enfrían, es mejor que los dos se tranquilicen un poco.

-Sí, tienes razón. Te llamo después para saber cómo esta.

-No te preocupes, ya verás que pronto se arreglan las cosas.

-Ya perdí la cuenta de cuantas veces me has dicho esa frase y sigo esperando a que se haga realidad.

-Tal vez esta sea la buena, sólo es cuestión de paciencia.

-Eso espero, bueno te dejo descansar, adiós.

-Adiós.

La verdad es que nunca fui cercana a Siwon, y no porque no me agradara, sino porque jamás hubo mucha interacción fuera del escenario o cámaras, pero después de su boda con Tiffany y sus constantes peleas, me vi arrastrada a esta situación en las que ahora soy la mediadora de un matrimonio que lo que sabe hacer muy bien es pelear. Cualquiera diría que yo me convertiría en una piedra de tropiezo o en la manzana de la discordia de este matrimonio, pero soy todo lo contrario.

Regresé a la habitación y Tiffany ya me esperaba acostada en la cama, con su mano izquierda palmeó el espacio vacío de la cama justo a su lado. Con las manos sudando de los nervios me acerqué al interruptor de la luz y terminé con la iluminación de toda la habitación y con extremo cuidado de no tropezar llegué hasta la cama.

Me recosté y cubrí mi cuerpo con las frazadas. El espacio entre Tiffany y yo era el suficiente como para que otra persona lograra acostarse entre las dos, pero al parecer a Tiffany no le gustó y terminó cerrando ese espacio envolviendo sus brazos a mi cintura.

-Espero que no te moleste.

-No, para nada.

No le he mentido completamente, no me molesta, todo lo contrario, me encanta esta sensación de tenerla tan cerca y el pensar que yo soy su protectora, pero no debo dejarme llevar por todo lo que siento por ella, al final de todo mis sentimientos por Tiffany me han causado mayormente desagracia tras desgracia.

Tomé un par de respiraciones y asimilé esta situación como el de dos amigas que están en una cama, como en los viejos tiempos, aunque también ese pensamiento me trae conflicto porque ni siquiera recuerdo cuando empecé amarla o más bien cuando no lo hice.

Ella se acercó un poco más y colocó su cabeza cerca de mi hombro estaba tan cerca de mi cuello que su respiración me hacía cosquillas y lo que me está provocando no es bueno.

-Tiffany... Tiffany -esta vez moví su cuerpo con mi mano- Tiffany.

-¿Qué? ¿Pasa algo? -ella parecía desconcertada. Su voz sonaba como la de alguien que había dormido durante horas y se acababa de despertar.

-Tu respiración me hace cosquillas.

-Perdón, no me di cuenta.

Ella volvió acomodarse en la cama pero esta vez un poco más lejos sin dejar de abrazar mi cintura.

Al día siguiente me desperté perturbada. Había tenido un mal sueño y la ausencia de Tiffany en la cama me puso aún más nerviosa. Pronto mi nariz comenzó a percibir el olor de comida, me fui hasta la cocina esperando encontrar un desastre, pero todo lo que encontré fue algunas cacerolas sucias en el fregadero, el desayuno perfectamente servido y a Tiffany acomodando algunas cosas con un delantal azul y una coleta alta.

Por favor Tiffany, no te casesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora