43 - Perdóname

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-No puedo irme cuando tú estás en ese estado.

-Y cómo habías planeado irte, me harías una promesa de volver otro día, de llamarme después y luego simplemente desaparecerías o qué ibas hacer. Vete y no vuelvas a hablarme, no vuelvas a verme, no vuelvas a pensar en mí, porque ni de eso tienes derecho, vete y jamás me vuelvas buscar.

Taeyeon me miraba fijamente y de vez en cuando enfocaba su mirada en la puerta.

-¿Qué estás esperando? ¡Vete!

-Por favor Tiffany. No es como tú crees, tal vez pienses que no me creas pero yo en verdad te...

-Ya basta no quiero escuchar tu excusas baratas. Si aún te queda un poco de cariño o respeto por mí, te pido que te vayas, no quiero tu compasión.

-Tiffany.

-Vete.

Taeyeon se acercó al puerta y volvió a mirarme fijamente como si yo fuese a cambiar de opinión y le pediría que se quedara, pero eso sería lo último que haría, lo único que quiero es que se vaya, que me deje en paz, que se deje de burlar de mí.

Finalmente cumplió mi petición y salió, no sin antes darme una última mirada.

Me quede sola pero estaba vez me dolió, y mucho, no podía comparar este dolor con ningún otro. Entre más pasan los años las caídas duelen más, entre más trato de esforzarme para enmendar mis errores del pasado más me lastimo. Quizá,tal vez, no lo sé, mis errores simplemente no pueden o no deben ser enmendados.

De pronto todas mis fuerzas abandonaron mi cuerpo y me tuve que sentar sobre mis escaleras y hacer lo que toda persona con el corazón destrozado haría: llorar, llorar hasta no poder más.

Mis manos temblaban y cada vez que trataba de controlarme, de comportarme como un adulto fuerte, fracasaba miserablemente y el llanto volvía más fuerte, y me di cuenta que sin importar la edad, el dolor siempre saldrá en forma de lágrimas y si quería sacarlo para que ya no me atormentara tenía que llorar.

Era injusto, muy injusto, pero quién dijo que la vida era justa. Nadie te advierte de lo cruda que es la realidad, nadie te advierte del egoísmo del mundo y conforme pasa el tiempo te das cuenta de que solo vivías en una fantasía, fantasías que te vendían en la televisión y el cine, una simple fantasía barata donde te dicen cuán fácil es arreglar un problema, y que no importa lo que pase al final, igual eres feliz, y por fin llega el día en la que fantasía se destruye y caes en una realidad terrible.

No solo tenía el corazón destrozado también tenía miedo, miedo de que esto no terminara de que no desapareciera, de que mi amor por Taeyeon jamás desapareciera y jamás lo pudiera superar, ¿cómo podría vivir con esto?

Era amor y odio, ambos peleando por ganar un lugar en mi corazón, cuál elegir si los dos me hacen daño.

Pero no podía seguir viviendo así, no podía seguir desperdiciando mi vida y seguir tomando decisiones como si fuera una niña, no podía seguir esperándola y si ella decidió pasar el resto de su vida sin mí, entonces yo debo dejar de ensañarme con ella y yo también hacer mi vida sin ella.

Cuánto daño tuvimos que hacernos para darnos cuenta que no estamos hechas la una para la otra, que nuestro destino es ser solo unas viejas amigas y que el intentar ser algo más solo terminaría destruyendo lo que tenía que ser por siempre.

Llegamos al punto donde el daño es irreversible, donde el daño en más grande que el amor.

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Pasaron los días y Ho Seok regreso a casa con su madre, quién lo recibió con los brazos abiertos. Tiifany lo extrañaba y mucho, él era su más grande alegría y por lo tal no quería que estuviera tanto tiempo apartada de su lado.

Por favor Tiffany, no te casesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora