Capítulo 13º

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Thomas no asimiló lo que había sucedido en la habitación hasta mucho más tarde, cuando ya estaban saliendo de la misma y entrando en el ascensor.

- No puedes ir por ahí diciendo esas cosas a la ligera - le espetó, molesto.

- ¿Así que lo único que te molesta del asunto es que lo esté diciendo a la ligera? - arqueó una ceja, divertido, apoyándose en el posa manos del ascensor y analizando cada movimiento y expresión del rubio mientras apretaba el botón.

Gracias a eso notó que se ponía rojo hasta las orejas.

"Dios, ¿nunca han pensado en hacer una película de Peter Pan con él? Creo que están desperdiciando un talento innato". 

Ladeó la cabeza para verlo mucho mejor, como si hubiera invertido pocas horas los últimos días en analizar cada arruga alrededor de la boca y de los ojos, las pruebas de cuánto sonreía.  Algo que no había hecho demasiado últimamente.

- Pero ahora que lo dices: no, no es lo único que me molesta a decir verdad.

Thomas lo encaró y colocó los brazos en jarra a la vez que fruncía el ceño intentando darle a su rostro una seriedad y enfado a la que no estaba acostumbrado, pero Dylan seguía apoyado en el posa manos sobre su codo derecho y las piernas cruzadas observándolo entre divertido y atento.

- Te has vuelto loco, ¿verdad? Finalmente, tanto estrés ha dado sus frutos podridos.

Lo decía tan convencido que Dylan no pudo hacer nada por evitar la risa que atravesaba sus cuerdas vocales en aquel momento.  Hecho que solo consiguió que el ceño de Thomas se acentuara más.

- Sí, loco. Muy loco. Completamente loco por ti.

- Eso es a lo que m... ¿Qué?

Ahí estaba de nuevo.  Joder, ¡cómo adoraba que reaccionara de aquella manera por él y sólo por él! Algo de lo que estaba dispuesto a encargarse personalmente.

Thomas, por su parte, sentía que comenzaba a hiperventilar.  Dylan se estaba burlando de él.  No entendía por qué, pero lo estaba haciendo. Y dolía. Dolía muchísimo. Tanto que el enfado también comenzó a abrirse paso en su interior y, de un momento a otro, estaba agarrando a Dylan por las solapas de la chaqueta.

Sabía que desde fuera la situación debía de resultar cómica, pues él era un despojo al lado del moreno.

- ¿Por qué me haces esto? - el agarre en la chaqueta flaqueaba.- ¿Por qué eres tan cruel conmigo?

Dylan parpadeó.

"¿Cruel?".

- No era una maldita broma, Thomas.

De repente, los papeles se habían invertido.  Dylan agarró a Thomas por los hombros y lo inmovilizó contra la pared del ascensor.  El rubio soltó un gemido al clavarse el posa manos en la cintura, pero Dylan pareció hacer oídos sordos porque no le permitió moverse ni un centímetro.  

Al darse cuenta de que volvía a estar sin escapatoria, Thomas decidió subir la mirada y enfrentarse a Dylan.

- ¿Ah, no? ¿Y cómo demonios quieres que lo interprete?

- ¿De cuántas estúpidas maneras puede interpretarse que voy a hacer que te enamores de mí?

- ¡De muchísimas, Dylan! ¿En qué demonios estabas pensando?

- ¡En enamorarte, pingajo! ¿En qué fuco idioma quieres que te lo diga, foño?

Alargó el brazo y apretó el botón de STOP, el ascensor se detuvo con una sacudida y una sensación de miedo invadió a Thomas.  

- ¿Pero qué haces?

- Hacerte entrar en razón, foder.

- ¿Q...?

Pero no pudo continuar hablando, las palabras murieron en su garganta antes de poder escapar por sus labios porque Dylan posó con brusquedad sus labios sobre los del rubio haciendo que se callara al instante.  Se mantuvo un segundo inmóvil mientras sus ojos pardos se cerraban lentamente, casi por inercia Thomas lo imitó.  Ambos sentían la electricidad, estaban seguros.  Y, entonces, empezó el baile.  

Con más confianza de la que Thomas pensaba haberle dado Dylan movió su boca contra la suya y le sorprendió lo bien que se amoldaban a pesar de ser tan diferentes.  Ese fue su último pensamiento antes de que las manos de Dylan se posaran en su cintura y apretaran con fuerza, juntando aún más sus pelvis.  Un gemido amenazó con escapar de la garganta de Thomas, pero Dylan lo silenció cuando introdujo su lengua en la cavidad contraria.  Un escalofrío de placer desconocido recorrió la columna vertebral de Thomas de arriba abajo.  Pero por fin reaccionó y pudo empezar a responder el demandante, apasionado y húmedo beso que estaban compartiendo.  Sus brazos subieron hasta abrazar el cuello del moreno, enredando sus delgados dedos en el pelo de la nuca y atrayéndolo aún más.

Cuando necesitaron separarse un momento para coger aire, Dylan aspiró con fuerza y volvió a la carga sin darle a Thomas tiempo suficiente para recuperarse.  Las manos de Dylan pasaron a los muslos de Thomas y lo obligó a dar un brinco para abrazarse con las piernas a la cintura del menor que lo colocó encima del posa manos.

- Que te entre en la cabeza, cara fuco - masculló cuando se separaron necesitando una cantidad más sana de oxígeno.- Haré que te enamores de mí y viviremos felices y comeremos perdices.

Sin bajar a Thomas de donde estaba colocado volvió a poner el ascensor en marcha antes de que se dieran cuenta de que algo raro pasaba y fueran a buscarlos.

- Eso sólo sucede en los cuentos de hadas, Dylan.  Los cuentos de hadas no son reales - acariciaba distraído el cabello de Dylan, aun recuperándose de todas las sensaciones que recorrían su cuerpo.

- Los cuentos de hadas se crean, Thomas.  Y te lo voy a demostrar.

Continuará...

n/a: ¡HE VUELTOOOOOO! Sí, sigo viva. Perdón por las molestias y la espera, estuve descansando el tiempo que mi teclado decidió que no quería escribir hasta que finalmente el genial de mi novio lo arregló... ¡así que aquí estoy! ¡Muchas gracias por las visitas, los votos y los comentarios! ¡Y bienvenidos sean los nuevos lectores! ¡Espero que les haya gustado!

Entre líneas #DylmasNewtmasAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora