Capítulo 17°

3.2K 341 102
                                    

Dylan cogió la mano que Thomas tendía hacia él y la posó en su propia mejilla, sentándose en el suelo y concentrándose en la suavidad de la palma del rubio para no perder el control de sus emociones.

- Eso ha sido un golpe bajo - comentó, intentando que las lágrimas no salieran de sus ojos.

Llorar por algo irreal podrá no ser lo más masculino del mundo, pero Thomas tenía fiebre. Estaba enfermo. Y había escogido ese momento entre la conciencia y la inconsciencia para elegir esa dichosa frase.

- Es que no quiero que te vayas...

Sus preciosos ojos chocolates volvían a sentir la terrible necesidad de cerrarse. Los párpados le pesaban demasiado, pero quería seguir admirando el rostro contrariado de Dylan. Era como si estuviera dividido entre la preocupación y las ganas de devorarlo.

Una risa ronca escapó de su garganta y el moreno lo miró extrañado.

- Voy a llevarte a casa - decidió, sintiendo el calor del cuerpo de Thomas a través de la palma de su mano.

Un suave gruñido le indicó que se había vuelto a quedar dormido. Dylan se puso en pie con delicadeza para no despertarlo y salió del camerino.

Bueno, ahora tenía que buscar transporte. Esperaba que Ki ya le hubiera dado la noticia a Wes y que este no los hiciera lentamente a la parrilla por la cantidad de problemas que le estaban causando últimamente.

Cuando pudo abrir los ojos de nuevo quizás debería haberse sorprendido al encontrar encima suya la familia de grietas que vivía en la habitación del hotel y no el sucio techo del set, pero su mente estaba demasiado aturdida. Sintió el paño empapado en su frente y percibió la oscuridad de la habitación. ¿Sería de día o de noche? Alguien había corrido las cortinas...

"¡Dylan!".

Se removió un poco en la cama y se dio cuenta de que tenía movilidad reducida. Algo o alguien estaba pegado a él cual cría de koala. Reconoció aquel característico olor corporal.

Si alguien lo hubiera visto entonces no habría podido asegurar si estaba rojo por la fiebre o por otra cosa porque Thomas tuvo que tragar saliva al notar la piel de Dylan contra la suya. No un pedacito, no. TODA la piel de Dylan contra TODA la suya.

Un grito de sorpresa escapó de su dolorida garganta y despertó a su compañero de cama.

- ¿QUÉ? ¿Eh? Thomas, ¿sucede algo? - bostezó y se preparó para acurrucarse de nuevo contra el rubio.

- ¿Q-que si me sucede algo? ¡Dylan! ¿Por qué estamos d-desnudos?

El moreno entre abrió uno de sus ojos pardos y volvió a abrazarlo hasta atraerlo a sí mismo.

- ¡Dylan!

- El calor corporal es la mejor forma de bajar la fiebre, pingajo - respondió, con simpleza.- Tenías la fiebre muy alta... No podía hacer otra cosa, no sé dónde hay un médico en esta ciudad.

- Así que has mirado en internet.

Ahora era el turno de Dylan de ponerse rojo.

- Yo te veo mejor, eh - sonrió de lado.

Thomas suspiró resignado y se dejó arropar al lado del moreno, que lo envolvió con sus brazos y le dio un beso entre el pelo.

- Dylan - lo llamó al cabo de un rato.

- ¿Hmmm? - el sueño le estaba venciendo de nuevo.

- Te quiero.

Continuará...

n/a: CHANCHANCHAAAAAN.

Entre líneas #DylmasNewtmasAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora