Cuando se perdona...

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Rebecca Steel.

Por fin hemos llegado. Estoy con Harry, pero el es muy seco, muy aburrido y gélido. Me aburre estar a su lado. Aunque...

Nos alojamos en una habitación (como todos los que estuvieron en el viaje) y yo me eché en la cama como toda la floja que soy.

Aún así...apesar de ser un pedazo de hielo (jeje, no literalmente) es muy guapo para estar soltero...debe de ser, en serio muy aburrido...pero...

La coordinadora entró a nuestra habitación para avisarnos que íbamos a pasear este día y nos bañaríamos también.

Me puse el traje de baño debajo de una falda (las faldas son parte de mí, por favor, ¿cómo no la iba a usar?) y una franela de mangas cortas. Me amarré mi larga y sensual cabellera rojiza en una sola cola de caballo acompañada de unos Converse.

Ya yo estaba lista...en cambio Harry no.

-No quiero ir -dijo echado en la cama como yo hace un rato, solo que con la almohada tapando su rostro.
-Vamos, no te puedes quedar aquí.
-¿Por qué no?
-Si no me tendré que quedar yo, y yo quiero ir a caminar.
-¿Es necesario que tenga que ir? De todas maneras no se notará mi ausencia.
-¿Qué dices? Vamos, no eres el hombre invisible.
-No, ya lo sé. Simplemente no quiero salir de aquí.
-Bueno, te quedarás tú.
-No me importa.

Ahora me tengo que ir sola, que fastidio con Harry. Sin embargo...

Harry Dark.

Extraño a Luna.
La extraño, no quiero ser tan estúpido otra vez.
Quisiera poder estar junto a ella nuevamente. Soy un maldito imbécil.
Me odio.

No quiero quedarme aquí. Voy a salir, a ver si, por casualidad del mundo me encuentro con Luna.

Rebecca ya se fue. Salí de mi habitación y, me di cuenta de que por fin escucharon mis plegarias, allá iba caminando Luna. Fui caminando lo más rápido que pude -o quizás corriendo lo más lento que se pueda- y la alcance en una esquina.

-H-hola Luna -me sonrojé...que fastidio.
-Ah...¡Hola Harry! -dijo ella, con una sonrisa luminosa.
-Oye...¿podemos hablar un momento?
-Eh...está bien -la tomé de la mano guiándola a algún lugar solitario. No podía seguir ocultando mis sentimientos (a pesar de que con otras personas fuera así...con Luna es distinto)- ¿qué quieres decirme, Harry?

Sus ojos eran tristes; su mirada expresaba claramente que seguía dolida por mi acto de estupidez.

Nos sentamos en banco donde se veía el mar. La tomé de la mano...

-Luna...te extraño.

Luna Evans.

-¿Eh? -fue lo único que pudo salir de mi boca, de verdad estaba confundida.
-Luna, me haces falta. Te extraño, de verdad.

Me pregunto si de verdad estaba siendo sincero...

-Pero entonces...¿por qué fuiste así conmigo? ¿Por qué me trataste con odio? -le pregunté con recelo.
-Yo...yo estaba confundido. Me di cuenta que solo soy una distracción para ti. No cumplirías tus sueños si yo seguía contigo. Yo...yo te dejé por esa razón. Me di cuenta que siempre me entrometo en tu vida, en tus problemas... Cuando tu tienes la capacidad de resolverlos. Pero...la verdad es que te extraño. Desde aquel día empecé a repetirme que no me gustabas, para tratar de olvidarme de ti...pero me fue imposible. Te amo Luna; es lo único que se con certeza. Llámame loco, testarudo, mujeriego, indeciso...pero nada me hará cambiar de parecer. Te lo juro.

Concluyó, con una lágrima errante saliendo de su ojo.

Dice la verdad. Lo sé.

Entonces este soltó mi mano, y dirigió la suya hasta mi rostro. La colocó con delicadeza en mi mejilla y nos fuimos acercando, hasta poder sentir nuevamente el contacto tibio de sus labios.

Ambos sin saber, que tanto Rebecca como Azael se petrificaban ante tal escena con lágrimas en los ojos y corazón roto.

¿El amor existe?       #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora