Chapter 12

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Unconditionally - Katy Perry.

Cuando nos bajamos del autobús. Ryan me cogió de la mano. Y empezamos a callejear. Hasta que entramos en una calle muy pequeña y estrecha, por la cuál yo no había pasado nunca.

No había nadie, era un local muy pequeño, pero a la vez muy encantador. Con un patio interior, se podían ver las estrellas. Había muchas velas por todos lados.

- Sorpresa -me dijo sonriendo cuando llegamos a la mesa.

- Ryan este sitio es precioso -dije mientras lo observaba todo.

- Bueno, no hay nadie, es muy pequeño, pero acogedor -dijo Ryan-. Es de mi tío.

- Vaya, de tu tío... Pues me encanta, tiene un estilo italiano...

- Es un restaurante italiano -me interrumpió mientras se reía.

- Ah, pues mejor, me encanta la comida italiana -dije avergonzada.

<< Mierda Elizabeth >> -pensé.

- Bueno, entonces ¿Preparada para comer la pizza más buena del mundo? -dijo mientras se sentaba.

- Claro que sí -contesté muy feliz.

- Por cierto ¿A qué hora salimos mañana?

- Temprano, sobre las ocho, porque el viaje es un poco largo.

- Vale.


En ese momento, apareció el camarero con la carta.

- ¡Eh, Matteo! ¡Cuánto tiempo! -le dijo Ryan mientras le estrechaba la mano.

- Ryan, me alegro de verte por aquí. Tu tío me avisó que vendrías -dijo sonriendo.

- Matteo, esta es Elizabeth, Elizabeth, Matteo -dijo Ryan, mientras nos presentaba.

- Piacere signorina -dijo Matteo en italiano.

- "Mucho gusto, señorita" acaba de decir -dijo Ryan sonriendo.

- Igualmente -contesté riendo.

- Allora ¿Qué volete de bebida? -nos preguntó mientras sacaba la libreta del bolsillo.

- Yo coca-cola -dijo Ryan.

- Pues yo un té frío, si puede ser -dije un poco tímida.

- Muy bien, adesso vuelvo. Y me decís que queréis de mangiare.

- Vale Matteo -dijo Ryan riéndose.

- Es muy simpático -dije.

- Sí, lo es. Parece mentira que lleve más de diez años viviendo en Londres, y aún mezcle ambos idiomas.

Elizabeth reía.

- Creo que voy a pedir una"quattro formaggi".

- Vale, pero a mí no me beses después -dije riéndome a carcajadas-. Pues yo una "marguerita".

- Mmm muy simple, pero buena elección. Y a lo de besar... Tranquila, traigo mentos -me dijo bromeando y riendo.

Matteo volvió con las bebidas. Estaba listo para apuntar las comandas.

- ¿Avete deciso ya? -nos preguntó.

- Eh, sí. Ella quiera una marguerita, y yo una quattro formaggi.

- Mmm ¡Buona elección! -gritaba mientras se alejaba hacia la cocina.

Los dos reíamos.

Un simple ya, lo dice todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora