Un simple ya, lo dice todo

Chapter 39

Save me - Majik.

La sonrisa de Ryan desapareció.

- Lo sabía -dijo totalmente serio y molesto.

Yo, estaba petrificada. No entendía nada. No sabía cómo había podido ocurrir eso.

<< ¿Eddie? >>

Tragué saliva.

Ryan esperaba una respuesta, una reacción contraria por mi parte. No dije nada.

- Sabía que sentías algo por él. Lo sabía -dijo con los ojos llorosos.

Se apartó de mi y se fue. Me quedé tirada en la pista de baile, inmóvil, sin saber qué hacer, ni qué decir.

<< ¿Por qué no le has negado tal acusación, Elizabeth? -pensé.

Pero Ryan tenía razón. Sentía algo por Eddie.

Ashley, que había contemplado toda la escena, se apartó de Ronald rápidamente. Me cogió de un brazo y me sacó de allí.

Salimos del recinto, y nos sentamos en un banco.

- Lo he estropeado todo -comenté por fin.

- No es verdad.

Las chicas venían corriendo hacia nosotras.

- No queríamos interrumpir pero os hemos visto correr y... -dijo Dany preocupada.

- Tranquilas, estoy bien -contesté-. Es sólo que Ryan se acaba de enterar que siento algo por Eddie también -solté así de repente, mientras fijaba la vista en una piedra del suelo.

Todas abrieron los ojos como platos.

Dany se sentó junto a mí en el banco y me rodeó con su brazo.

Caitlin se remangó el vestido se sentó en el suelo, y comenzó a hacerme cosquillas en el tobillo.

Christi se puso detrás mía, pasaba sus dedos entre mi pelo.

Y Ashley, me secaba las lágrimas negras que caían sobre mi mejilla a causa del rimmel.

- Cuéntanos pequeña Eli -dijo Christi.

La verdad, era increíble tener a unas amigas así. Había conocido a muchas personas, incluso en la playa, en Islandia o en fiestas. Pero como ellas, ningunas. Las quería, y mucho. Seguro que daba envidia a cualquier chica que pasara por allí, en ese momento.

- Pues... -empecé a contar.

Mientras, en Islandia...

Nightmare - Polyphia.

Eddie estaba tumbado en la cama. Tenía demasiadas cosas en la cabeza.

La situación estaba un tanto fría. Digamos que era quince de febrero. Lucy le había dejado. Su presunto padre había llamado a la puerta. Y por supuesto, echaba de menos a Elizabeth, para variar.

Por otro lado, aunque no lo creyera, pronto llegaría el verano. Después octubre, lo que significaba un mes de cambios. El comienzo de algo nuevo para él: su carrera en la universidad. 

Quedaban ocho meses y medio. Se acercaba un año de estudios, el invierno...

Ring - Ring

El teléfono le despertó de un mar de pensamientos.

Primer toque.

Segundo toque.

Tercer toque.

Cuarto toque.