Chapter 32

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It Al Comes Down To This - Aquilo.

En Islandia...

- ¿Lucy?¿Eres tú?

- ¿Eddie Gray? -preguntó una voz un tanto extraña.

- Eh, sí soy yo -contesté nervioso.

- Bien, soy la encargada de que la señorita Lucy sea capaz de organizar su tiempo y espacio. Por eso le llamo, tiene un mensaje para usted

- Ajá... -dije confundido.

- Sé que será difícil,  pero en unos días estaré de vuelta a casa y saldremos a cenar. Te quiero.

- Vaya... Eh... ¿Gracias?

- De nada. Que tenga un buen día.

- Igualmente... -dije extrañado.

<< Lucy ¿Dónde te metes... ? >>

Mi móvil vibró...

Luck: ¿Lacrosse esta noche?

Eddie: Hecho ☺ 

Luck: Además necesitas hacerte una buena foto para tu perfil de instagram, aún no puedo creer que no tengas ninguna foto...

Eddie: Bueno, tenía una.

Luck: Sobre el perro de tu vecino... Era tan... Peludo.

Eddie: Silencio.

Luck: Como quieras, te esperamos todos a las siete.

Eddie: Vale.


En Londres, en clase...

<< Mírala, tan feliz, tan perfecta como siempre. Ojalá esa sonrisa permanente nunca se borrara de mi mente >> -prensó Ryan mientras la observaba.

El profesor había salido de la clase, teníamos cinco minutos de descanso. 

Elizabeth se giró, su pelo luminoso le caía sobre la espalda. Me miró desde su mesa, y me guiñó un ojo.

- Misterioso, eres un misterioso -dijo bromeando, a lo lejos.

- Aún no voy a decirte nada, es una sorpresa -dijo Ryan convencido.

- Ryan... 

- Para de mirarme así.

- ¿Así cómo? -preguntó extrañada.

- Con esa mirada perfecta que me pide a gritos que te abrace y...

- ¿Que te bese? -preguntó extrañada.

- Sí.

- Vaya, vaya... Veo que aún recuerdas el ridículo que hice la noche en la que me besaste -dijo sonriendo.

- No hiciste el ridículo.

- Bueno... Supongo que el ridículo me sirvió de algo.

- ¿Si? Soy todo oídos.

- Valió la pena -contestó Elizabeth, sonriendo.


Ryan se acercó a su oído.

- Mi piel se eriza cada vez que recuerdo esa noche. 

El corazón de Elizabeth saltó al vacío.

OctaHate - Ryn Weaver.

Mientras tanto, unas mesas más atrás...

Ashley no podía parar de mirarle. Era imposible. Era imposible que desapareciese de su mente, difícil, complicado... Sabía que estaba siendo su pequeña tortura, pero aún así quería seguir adelante. Vamos ¿Desde cuando Ashley se rinde?

Un simple ya, lo dice todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora