Our own house - MisterWives.
Elizabeth estaba en su cama, pensaba. Simplemente pensaba ¿Cómo podía ser este, tan distinto al verano pasado?
El verano anterior sus padres decidieron hacer un viaje a Islandia, tenían ganas de desconectar y salir del pueblo. Allí Elizabeth conoció a Eddie.
El segundo día, al llegar a Islandia, Elizabeth decidió dar un paseo cerca del muelle con Nicky y Jenni.
A lo lejos, vieron un puesto de algodones de azúcar.
– ¿Podemos comernos uno? –preguntó Jenni.
– Porfavor, porfavor –suplicaba Nicky.
– Vale, vale –contestó Elizabeth.
– ¡Bien! –gritaron las dos.
Cuando llegaron, en el puesto había sirviendo un muchacho. Tenía el pelo castaño muy oscuro, y unos bonitos ojos azules. Su rostro reflejaba cansancio, de trabajar.
– Hola ¿Puedes darme dos algodones?
– Por supuesto –contestó él–. ¿No sois de por aquí verdad?
– Eh... No. Hemos venido a pasar el verano aquí –contestó Elizabeth, sorprendida por la curiosidad del muchacho.
– Wow pues debe gustarte mucho este clima para venir en verano... ¿No te aburres? ¿Conoces a alguien de por aquí? –preguntó seguidamente.
– Uff, ya lo creo. No hay mucho que hacer, y no, no conozco a nadie... –contestó fingiendo.
– No es verdad, está siempre leyendo y disfruta haciéndolo –intervino Nicky.
Elizabeth se sonrojó, y le dio una patada a Nicky.
– Aquí tenéis pequeñas, disfrutad. ¿Cómo te llamas? –preguntó dirigiéndose a Elizabeth, mirándola a los ojos.
– Elizabeth ¿Y tú?
– Eddie -contestó sonriendo.
Elizabeth no pudo evitar apartar la mirada rápidamente.
– Bueno, pues gracias Eddie, encantada, hasta luego. Vamos chicas –se despedían rápidamente todas mientras se alejaban.
– ¡Elizabeth! –gritó tan fuerte que llamó la atención de todo el que pasaba por allí–. Puedes venir con mis amigos si te apetece.
– Eh... Bueno no creo... Que yo... No te preocupes, gracias –dijo tímidamente y no muy segura de lo que decía.
Más tarde en casa...
– Eli –me llamó Nicky.
– No me llames Eli, pesadilla –refunfuñé.
– Ese tal Eddie era muy simpático.
– Pues sí, la verdad –dije mientras fijaba la vista en el cristal empañado de la ventana.
– Te aburrirás, mañana vamos con papá y mamá a los castillos hinchables –dijo muy entusiasmada.
– Leeré –contesté muy segura.
Papá, que había estado escuchando la conversación en la puerta, intervino.
– Que no estén tus amigas no significa que no puedas salir, hacer amigos y divertirte.
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Un simple ya, lo dice todo
Novela JuvenilLa música, las emociones, las situaciones, los personajes... Siéntete dentro de la historia con cada canción. Elizabeth acaba de cumplir los diecisiete años, ama leer. La lectura es su pasión. Tiene una familia perfecta, un grupo de amigas increíble...