22. La cita.

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Aaron ha seleccionado mi vestuario mientras yo me duchaba. Me he lavado el pelo, me lo he secado y planchado. Me he maquillado un poco y al salir he visto el vestido.

No enseño nada, pero es muy elegante. Es un vestido desmangado que corta a la cintura y lleva una falda con algo de vuelo para disimular así mis caderas. La parte del torso es toda de color blanco con encaje y la zona de la falda y el cuello es de color burdeos.

Sencillo, pero muy elegante. Me gusta.

Mi cerebro parece satisfecho con la elección. Miro al suelo y veo unas sandalias blancas a juego con un bolso. Mi amigo ha pensado en todo.

Mientras Aaron se sienta para ver como reacciono, yo salgo del baño en ropa interior. Noto su mirada clavándose en mi cuerpo, como aquella vez en mi casa.

- Así que esto es lo que se supone que voy a llevar hoy.- digo sin ningún entusiasmo. La cara de mi amigo e un poema, pero por martirizarle un poco yo, tampoco pasa nada.

- ¿No te gusta?- pregunta preocupado.

- No.- me mira angustiado, tanto tiempo buscando y le contesto esto.- ¡Me encanta!- su gesto cambia por una sonrisa enorme.

- Eres horrible,- dice levantándose y acercándose a mi.- pero te quiero enana.- me abraza y noto como su mano va bajando ligeramente hacia mis bragas de encaje.

- ¡Eh quieto parado! ¿dónde piensas dejar esa mano?- le digo en mitad del abrazo alzando la cabeza hasta encontrar sus ojos.

- Lo siento, ha sido la emoción del momento.- intenta rectificar.- Pero es entendible, en ropa interior ganas mucho.

- Gracias.- digo bordemente y me separo de él.

Comienzo cogiendo el vestido y bajándole la cremallera que tiene en su parte posterior. Me introduzco en el y Aaron no duda un instante en ayudarme a subírmela. A continuación me siento en la cama y me pongo las sandalias.

Una vez ataviada me acerco al espejo del baño y me pinto los labios de color burdeos también, a juego con la ropa. Me arreglo el pelo por última vez y me coloco mi perfume.

Para estar completamente lista corro hacia mi maleta en busca de mis abalorios. Mi amigo me ayuda a elegir los pendientes principales y para el resto uso perlitas.

- Lista, estás genial.- sonríe satisfactoriamente.

- ¿Tu crees?- no se por que dudo, pero quiero estar perfecta.

- No enseñas nada, pero es que ya has conseguido todo. Le gustas, te ha besado varias veces y te ha preparado un crep en forma de corazón. ¿Necesitas algo mas?

- Aaron tengo miedo, no quiero cagarla. Acabo espantando a todo el mundo.

- No Charlie, tu no espantas a nadie, son ellos lo que te pierden. Eres buena chica, inteligente y tienes las ideas muy muy claras. Solo tienes que ser tu misma, eso es lo que nos gusta de vosotras. Eso y que no seáis fáciles, nos gusta intentarlo hasta que caéis.

- Yo no lo soy, creo.- uff empiezo a ponerme nerviosa, dudo hasta de mi.

- No, no lo eres. Y por eso le gustas. Solo tienes que tranquilizarte y no soltar tus bobadas. Le gustas. Más de lo que piensas. Y ahora vamos o llegarás tarde.

Me agarra del brazo y me lleva a rastras hasta la puerta. Para evitar mis nervios me acompaña hasta el patio. Me acaricia, me da un beso en la mejilla y diciéndome en un susurro tras mi oreja "sonríe, así siempre estas guapa", se marcha.

CINCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora