21. Rosa, nota y desayuno al completo.

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Suena un pitido extraño por toda la habitación. No tenemos un despertador por lo tanto no sabemos de que se trata. De repente, captamos una lucecita que parpadea cada vez que suena.

Aaron y yo nos giramos mirándonos el uno al otro desde nuestras camas y lo vemos. Hay un teléfono.

¿Lo cojo?

A penas intento moverme y mi amigo ya lo sostiene. Dice dos palabras y cuelga.

- Era el servicio del hotel. Dicen que en 15 minutos nos traen el desayuno.- comenta mi amigo algo cansado, pero un poco asombrado. ¿Nos traen el desayuno a la habitación?

- No entiendo, ¿por qué nos traen los desayunos aquí?- mi cara no puede mostrar mas asombro, aunque sabiendo esto voy a adecentarme algo. No quiero que me vean hecha un horror.

- No tengo ni idea, voy a preguntar a mi madre. Por cierto, no tardes, yo también quiero ponerme guapo.- oigo a mi amigo mientras cierro la puerta del baño.

Al rato me grita desde fuera para explicarme a que se debe tanto lujo.

- ¡Charlie!, mi madre dice que como hemos venido a la convención y vamos a gastos pagados, nos tratan así, no se. Al parecer somos importantes. ¡Somos como los ricos!- se le oye emocionado. Yo, simplemente abro la puerta del baño con el pelo suelto y peinado. Algo de desodorante y y perfume y todavía, en pijama.

Como toda mi ropa, es algo poco convencional, o mejor dicho, no parece ropa para dormir. Voy arreglada hasta en pijama. Como aún estamos en verano es de pantalón corto y tirantes. Es de color negro con un estampado antiguo en color blanco. La camiseta es completamente blanca, con botones en la zona del pecho y un encaje a modo de decoración por encima en color negro. Todo muy vintage.

Una de las cosas que he hecho en el baño, es colocarme un sujetador. Por lo normal duermo sin él porque no es bueno para la circulación llevarlo todo el tiempo y además, porque mi pecho necesita respirar.

Es un alivio prescindir de él, lo digo totalmente en serio.

Al ponérmelo dejo a relucir un poco de esa cosa llamada canalillo y Aaron, muy gracioso él, se acerca y desabrocha dos de los botones de la camiseta.

- Así mejor enana.- sonríe pícaro, pero tampoco entiendo por qué tanto interés en que enseñe.

- ¿Mejor por? Es un pijama Aaron, solo me estás viendo tú y no es que pretenda ligar contigo...- digo intentando que me explique a qué juega.

- Nunca se sabe a quien te puedes encontrar por las mañanas... además, soy tu mejor amigo pero tengo ojos, ¿recuerdas?- le miro con cara de asesina en serie, el sonríe y añade.- No te quejes, eres pequeñita pero, tienes tus encantos.- dice mientras las mira.

A veces creo que olvido que aunque sea mi mejor amigo, sigue siendo un chico.

Pequeñita...

Aaron ha mencionado la palabra con la que me define Robert. Sonrío como una tonta y él me mira extrañado.

- ¿Y esa sonrisa? ¿En quien estás pensando de buena mañana, eh, pillina?- usa un tono gracioso.

- Nada, solo que me has recordado a...

- Robert.- me interrumpe.- Y luego dices que no te quieres enamorar... ¿Qué he dicho si se puede saber?

- Ayer me llamo pequeñita. Al parecer le hace gracia que sea tan bajita, no se.

- ¿Pequeñita?- Aaron se ríe desmesuradamente.- Normal, a su lado eres un gnomo. Bueno al suyo y al de cualquiera, no llegas un al metro sesenta.- sigue riéndose y yo opto por ignorarle.

CINCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora