47. Estoy preparada.

40 3 5
                                    

La cama roza con la parte trasera de mis rodillas, Robert y yo perdemos el equilibrio al chocar con ella y caemos sobre el colchón.

Me besa por todas partes y yo en poder hago lo mismo. Nuestra respiración es agitada, cansada, pero al mismo tiempo intensa.

Poco a poco vamos arrastrando nuestros cuerpos hasta apoyar mi cabeza en su almohada. Besos, caricias y algún que otro mordisco.

Puede parecer raro, pero sin haber llegado a esto en mi vida con Peter me siento fenomenal. Quizá es el chico indicado o que me gusta mucho mas de lo que pensaba.

De repente todo se acelera, él, yo, y nuestros latidos que posiblemente vayan a mil por hora.

¿Será sano?

Mi novio apaga la luz de su mesilla de noche y el interior de su cuarto queda inundado en una oscuridad profunda, negra. Pero al instante para de ser todo tan intenso.

- ¿Que ocurre?- pregunto dudosa sin elevar mucho la voz.

***

- Shhhh... no hagas ruido, creo que he oído una puerta.- no veo a Charlie, todo esta oscuro, pero puedo notar su frustración.

Una puerta se cierra no muy a lo lejos y yo suspiro aliviado.

- Robert, creo que deberíamos irnos a dormir...- las palabras de Charlie me dejaron perplejo después de los minutos anteriores donde parecía no importarle el mundo, el tiempo, ni los ruidos.

- ¿De verdad?- pregunto un poco dudoso por si no quiere o simplemente es por miedo.

- No quiero cortarte el rollo pero, me gustaría ir más despacio, soy nueva en esto, ¿lo entiendes no?- su voz es titubeante, nerviosa, así que me quito de encima de ella y me coloco a su lado.

- No iba a hacer nada que no quisieras, lo sabes, ¿no?- en cierto modo tengo muchísimas ganas, pero nunca he obligado a nadie a hacer nada que no quiera y ella no iba a ser la primera.

Al contrario que yo, Charlie, no ha tenido ninguna experiencia sexual con nadie y como primera vez, debo hacer lo imposible por que se sienta la chica mas querida y relajada del mundo.

- Lo siento..- y apoyando su cabeza en mi hombro, noto como derrama una lagrima.

***

¿Se puede querer tanto a alguien hasta que duela? O mejor dicho, ¿puedes sufrir tanto por miedo a defraudar a alguien a quien quieres? Sí, se puede.

No me gusta llorar en publico, realmente, en general, solo lloro cuando ya no puedo más, cuando me pueden los nervios o el miedo, y al parecer algo de esto me ha dejado así.

Robert sin decir nada, me abraza fuerte y me besa. Es un chico estupendo, y no veo que quiera aprovecharse de mi, al contrario, si no me quisiera ahora mismo estaríamos vete a saber como.

- No llores, no hay prisa y solo puedo prometerte que será especial.- me da un ultimo beso nos ponemos a hablar mas tranquilamente.

Primero nos ponemos el pijama. Aunque el ambiente este un tanto... recalentado, no deja de ser invierno. Después nos introducimos en la cama y finalmente comenzamos a hablar de miles de cosas.

Poco a poco, voy cerrando los ojos mientras él me acaricia el pelo y de repente caigo rendida. Ha sido un día, muy pero que muy intenso.

A LA MAÑANA SIGUIENTE

Abro los ojos torpemente y la encuentro pegada a mi. Está encogida, de lado y yo tengo mi brazo sobre su cintura. Ella sujeta mi mano.

Intentando que no se despierte acudo al baño y en salir de él me la encuentro sentada escribiendo en el móvil.

- Buenos días Bella Durmiente.- digo con algo de sorna.- ¿Has dormido bien?

- Teniendo en cuenta el acompañante que he tenido, ¿tu que crees?- dice mientras separa la vista de su teléfono.

Sin decir nada mas se levanta, se acerca a mi y me besa.

- Buenos días.- añade sonriendo tras separarse de mi.- ¿Vamos a hacer algo? Quiero ver San Francisco, ¿quieres ser mi guía turístico?

- Obviamente sí.- digo entre risas.- Nos vestimos, desayunamos y nos vamos por ahí. ¿Te parece?

Sacude su cabeza y entra al cuarto de baño. Es hora de arreglarse.

1 HORA MAS TARDE

Acabamos de salir de casa y Robert va cargado con una mochila que tiene pinta de pesar.

- ¿Y esa mochila?- pregunto curiosa.

- Es una sorpresa- dice y comienza a caminar.

Por el camino vamos charlando. Él me explica cosas muy interesantes de su ciudad y yo atiendo felizmente.

A los pocos minutos llegamos a un parque. Esta todo lleno de arboles, césped y setos. Todo es muy verde y tranquilo. Yo me reparo en mirar a todas partes. Incluso al sol que en una mañana de invierno luce perfecto. Al girarme hacia mi novio lo veo extendiendo una especie de mantel en el suelo y me acerco.

¿Es lo que creo que es?

- ¡Bienvenida al picnic de sus sueños señorita!- dice a modo de camarero refinado. Básicamente, como le conocÍ.

- Eres idiota.- digo entre risas.- ¿Y esto?

- Pensé que te gustaría un día solo para ti y para mi, lejos de gente, con tranquilidad....- dice preparando todo.- ¡Listo! ¿Comemos?

Me apresuro a sentarme frente a él y cojo algo. La velada pinta interesante.

***

La comida parece haberle gustado y el detalle, yo diría que encantado. Luce una sonrisa que casi no le cabe en la cara. Y mira a todas partes como si le faltase algo por descubrir.

- Robert...- comienza diciendo suavemente.

- Dime, ¿ocurre algo?- pregunto preocupado.

- No, no, está todo genial. Simplemente quería darte las gracias. Eso es todo.- se acerca y me da dos besos, uno en la mejilla y finalmente otro en los labios.

- No ha sido nada, solo quería sorprenderte.- le sonrío.

- Ah, no me refería al picnic, aunque también ha sido un detalle precioso y me ha encantado, lo decía por lo de ayer por la noche.- me quedo mirándola perplejo.

- ¿El qué exactamente?- en estos instantes ando bastante perdido.

- Cuando te vi desnudarte reconozco que me asusté, no sabía si querías hacer algo, si simplemente te ibas a poner el pijama, era todo muy confuso. Luego empezamos con los besos, las caricias, tantas cosas juntas que temía hacer algo de lo que me pudiese arrepentir.- al terminar de oír sus palabras su rostro se ha vuelto algo triste y el mío quizá en cierto modo también.

- No pretendía incomodarte...

- No lo hiciste, solo creo que me quede un poco parada, no se, fue raro. Pero me gustó.

***

- ¿Te gustó?- me pregunta con los ojos como platos y cambiando el rostro.

Uff, menos mal, ya pensaba que la había cagado.

- Sí, nunca pensé que en una situación así estaría tan cómoda. Supongo que es lo que tiene estar completamente enamorada de alguien. Me gustas mucho y me transmites confianza.- hago una pausa y tras ver que sonríe, continuo.- Como bien te dije ayer, soy novata en esto y seguramente debas tener paciencia conmigo. Pero creo que estoy preparada para... bueno...

Me mira raro, sonríe y al segundo, comienza a reírse.

- ¡Oye, esto es serio!- digo intentando poner autoridad o al menos parecer lo más serena posible.

- Cielo, lo primero, no voy a aprovecharme de ti, pero tienes que entender que soy un chico y estabas un poco... provocativa para mi, ¿comprendes?- asiento y sonrío sonrojada.- Y lo segundo, te refieres a que quieres acostarte conmigo, ¿es eso?

De repente, me quedo callada.

¿Lo digo?

CINCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora