11. Como hermanos.

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La luz que entra por la ventana empieza a rozar mi cara hasta despertarme. Soy de esas personas que una vez que se despiertan no pueden volverse a dormir, así que me levanto perezosamente y bajo a desayunar.

Me voy estirando por cada rincón de la casa y en llegar a la cocina abro la nevera para sacar el cartón de la leche. Cojo un tazón y la vierto, busco por la despensa galletas o algo dulce para acompañar y una vez todo listo, salgo al salón y me siento para tomarlo.

Miro la hora en mi móvil y lo vuelvo a bloquear.

Espera un momento, ¿es cierto eso?

Vuelvo a desbloquear la pantalla y aprecio la fecha.

¡Ya es 1 de Agosto!

Ha pasado un mes desde que llegué a California y miles de cosas han cambiado. Mi nueva casa ya no me parece tan nueva, no estoy sola, de hecho, tengo amigas y Aaron, bueno él se está divirtiendo, pero eso es otra cosa a parte.

Aunque todo no es bueno. Llevo un mes mandándole mensajes a Peter. Al principio me esmeraba poco, ahora, algún día no le mando nada (sobretodo si estoy con mis amigas que me evado del mundo) y otros le mando varios. Todos los lee, pero no es capaz de contestarme a ninguno.

Empiezo a cansarme ya de este jueguecito estúpido, es una pérdida de tiempo. Un comedero de cabeza y no me lleva a ningún sitio. Si soy sincera cada vez mi interés en él lo voy perdiendo, pero, normal, ¡me ignora! No me gusta que me descuiden, bueno, supongo que a nadie pero esta vez hablo por mi, no por ningún otro individuo.

Acabo de desayunar y procedo a dejar todo en el lavavajillas. Subo a mi cuarto y me cepillo los dientes.

De repente mi móvil suena.

3 mensajes nuevos

Desbloqueo la pantalla y veo que dos son de Aaron y uno de mamá. Primero abro el de mi madre, es raro que ella me hable por aquí.

Hola cielo, hoy, si no haces nada, ¿puedes pasarte por tu nuevo instituto? Tienes que rellenar algunas cosas. No iremos a comer, así que la casa es toda tuya hasta la tarde. Un beso.

Bueno, no es el mejor mensaje que puede leer nadie cuando está solo en casa pero, al menos ya tengo algo que hacer.

A continuación abre el de Aaron. ¿Qué querra?

Tía necesito quedar contigo para contarte una cosa.

¿Puedes esta tarde?

Definitivamente ya tengo el día hecho. Gracias Aaron.

¿Puedes antes? Mis padres han salido y no vuelven hasta la tarde.

¿Te apetece comer en casa?

Aaron no tarda ni diez segundos en responder.

¡Hecho!

Bloqueo el móvil de nuevo para no distraerme y me dirijo a mi querido vestidor. Cojo un vestido floreado en tonos rojizos con cuello de bebé- vintage total- y busco unas sandalias que le peguen.

Una vez vestida, entro en el baño y me suelto el pelo, me hago la raya, me pongo rímel y me echo mi perfume.

Bajo las escaleras despacio mirando el interior de mi bolso para no olvidar ni dinero o mis llaves. Está todo dentro. Ya me puedo ir.

Mi nuevo instituto no está muy lejos, tan solo a 6 manzanas desde mi casa. Voy caminando, tan solo he tardado 15 minutos a un paso relativamente lento.

Llego a la puerta y... no es lo que me esperaba. Desde luego que para ser tan bueno como dicen tiene un aspecto penoso.

Paso y los chicos y chicas que están aquí me miran. No creo que sea mi forma de vestir, solo puede ser una cosa: mi pelo.

CINCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora