34. ¿Quieres ser mi pareja?

34 4 0
                                    

Tras un día en el que el instituto me ha resultado un aburrimiento total, voy lo más rápido que puedo a mi casa. Esta tarde decidí ir con Aaron al centro comercial. ¿Cuál es la causa o motivo? Devolver ese fabuloso vestido que no luciré ni mañana ni nunca gracias a mis amigas.

Teniendo en cuenta las fechas en las que estamos, tengo miles de tareas y cosas para estudiar, así que como y me apresuro por llegar a mi cuarto y no perder tiempo.

Mi amigo vendrá a casa sobre las cinco, así que espero tener todo listo para entonces. Paso de tirarme todo el fin de semana, mi único momento libre, haciendo cosas.

Tras tres largas horas sin parar comienzo a recoger como una loca mi cuarto y en un momento que alzo la vista le veo, el grandullón está apoyado sobre el marco de la puerta en pose sensual.

- ¿Se puede saber qué haces?- suelto entre risas sin parar de mirarle como si estuviese loco.- Tus encantos no funcionarán conmigo.

- Que creída, no eres mi tipo...- hace una pausa, yo le miro intentando averiguar que piensa pero es imposible, aún no puedo descifrar su mente.- Aunque si me recibes en ropa interior como la otra vez, me lo puedo pensar.

- Muy astuto,- sonrío.- pero poco eficaz.

Me siento en mi cama y le cedo un sitio a mi amigo. Le cuento la odisea de esta semana y lo bueno, es que como mejor amigo, hermano y mi yo masculino, se indigna tanto o más que yo.

Una vez todo dicho, saco mi vestido del vestidor y lo llevo a la habitación donde Aaron sigue sentado.

- ¿Y solo por no tener pareja vas a devolver este vestido?- pregunta observándolo al mismo tiempo que posa delicadamente sus manos sobre él.

- No es algo que me pueda poder todos los días, así que sí, muy a mi pesar sí. Adiós baile y, adiós vestido.- digo mirando el atuendo, dolida. Realmente no lo quiero devolver, pero no me queda más remedio, ¿para qué lo quiero?

- ¿Puede ir alguien que no sea del instituto al baile?- pregunta.

Aaron me sorprende, está más dolido él por que devuelva el vestido, que yo misma. ¿Qué estará planeando?

- Sí, si se puede. De hecho Aby va con Charlie al baile. Pero no tengo aquí a Robert, así que, siento decirte que no sirve de nada que pienses.- le digo pero él me responde con una risa un tanto extraña.- ¿Qué es tan gracioso?

- ¿Quieres ir conmigo al baile?- se levanta de mi cama, me tiende la mano como si fuera una dama y me mira los ojos. A veces es muy caballeroso, que lástima haberle dicho que no en su día.

Sí, fuiste muy tonta, pero ya pasó.

- ¿Vendrías?- pregunto dudosa posando mi mano sobre la suya.

- Oh Charlie, ¿estás de broma?- me sonríe y le devuelvo la sonrisa.- Nunca he ido a un baile, no tengo novio ni novia y mi mejor amiga necesita un poco de ayuda para llevar ese precioso vestido. ¿Hay mejor excusa para ir?

- ¡Eres el mejor amigo del mundo!- me levanto de un salto y me abalanzo sobre él para darle un abrazo.

- Lo se.- dice a modo de chulería y yo le doy un golpe no muy fuerte en el pecho.

- No estropees el momento idiota.- Aaron ríe y separándome lo justo de él, alzo mi cabeza para encontrarme con sus ojos.- ¿Hay alguna razón más por la que quieras ir al baile?- mi querido amigo mira de reojo mi vestido y estalla en carcajadas.

- Está bien, me has pillado. Me muero de ganas de verte con ese escote puesto Charlotte. Y más de pasarle una foto a Robert y hacerle morir de envidia.- ahora la que estalla en carcajadas soy yo. Se comporta como un crio con mi novio, bueno, ambos se comportan así entre ellos. Les gusta picarse aunque se llevan bien, yo no me aburro con ninguno de los dos.

Y en cuanto a lo de mi escote, es muy común en Aaron, como el dice, no deja de ser un chico y los ojos, se le van. Pero aun así le quiero.

De repente aparece mi madre en la puerta haciéndonos saber que se va a hacer la compra y ambos, ya sin tener nada que hacer nos ofrecemos a acompañarla.

EN EL SUPERMERCADO

- Muchas gracias Aaron, déjalo en el carro.- dice mi madre sonriente.

- De nada, no me resulta un gran esfuerzo.- contesta mi amigo haciéndose el bueno.

- Es viernes, ¿y eso que no habéis salido?- pregunta mi madre curiosa.

- Iba a devolver el vestido pero no me ha dejado.- contesto metiendo un queso en la cesta mientras miro a Aaron a modo de ataque.

- Simplemente pienso que un vestido tan bonito no se debe desperdiciar por no tener pareja para el baile, así que he decidido ir con ella.- comenta mi amigo.

- Estaréis muy guapos los dos.- ríe mi madre.- El sueño de tu madre y mío se va a hacer realidad por unas horas, siempre hemos esperado veros salir juntos, pero me da a mi que no.- me mira y mira a Aaron sabiendo sus gustos.

- Lo siento.- dice mi nuevo compañero de baile.

Acabamos la compra y nos dirigimos a casa. Entre los tres colocamos cada cosa en su lugar, pero ya empieza a ser tarde y mi amigo y yo nos morimos de hambre.

Cojo el queso de la bolsa y con un cuchillo en la mano parto unos trocitos. Le doy unos a Aaron y otros me los quedo yo. A continuación subimos a mi cuarto y seguimos de charla, esta vez sobre Robert.

- Mira hablando del rey de Roma.- digo observando mi móvil y leyendo un mensaje de mi novio en voz alta.

Hola cielo. ¿Te hace Skype? Te echo de menos.

- Si quieres me voy, no te preocupes.- dice Aaron queriendo dejarnos a solas.

- No, no, quédate y así le ves. Seguro que le hace ilusión, voy a avisarle.- digo entusiasmada.

La respuesta de Robert llega en muy pocos segundos, está deseando vernos a los dos.

Las horas pasan y mi amigo y yo nos tumbamos en mi cama a ver una película, pero no duramos mucho con los ojos abiertos.

Mi madre sube hacia mi cuarto con la intención de avisar a Aaron de que su madre lleva llamándole un rato y no contesta, pero está en sueño profundo. Yo, aun con los ojos cerrados me entero, ya que oigo a mi madre hablar con la suya por teléfono.

Maldito sueño ligero.

Mi madre al percatarse de cómo nos encontramos, le dice que se quedará a dormir.

Mejor, no quiero desvelarme.

Y de repente todo es silencio. Mi amigo está estirado boca arriba sobre mi colchón y yo, a su lado, con mi cabeza en su pecho abrazándole como él a mi.

Mañana toca día de glamour.


CINCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora