Capítulo 8- ¿Tienes galletas?

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-Joder pensaba que mentías.- dijo una voz más grave. Nos separamos y los miré cabreada. Eran Matthew y creo que Kendall por su parecido.- Andrés Murphy... Pensé que no te volvería a ver...- dijo cruzándose de brazos Kendall y Andrés se tensó de golpe. Puse mi mano en sus manos, acariciándolo para que se calmara. Cuando se tensa o se cabrea no se controla y no pienso consentir que se golpeen delante de los críos.

-Yo también...- dijo Andrés con asco.

-Cuando mi hermanito me dijo que la chica más ardiente del instituto, hasta el nombre es ardiente. Estaba saliendo con Andrés Murphy... Me puse a reír, era imposible. Pero se ve que lo imposible se volvió posible.- dijo Kendall, Andrés estaba cabreado, eso no era bueno.

-No la llames así.- dijo con odio.- Déjanos en paz.

-Eh, tranquilo, tienes a la chica que está más buena del instituto, la más caliente, solo con correr nos la pone a todos dura, deberías estar contento, no tan tenso chico.- siguió Kendall, picando a Andrés. Tiene suerte que yo estaba encima suyo.

-Mira niño de papá, te ha dicho que nos dejes en paz, ¿eres sordo o te faltan neuronas como a tu hermano? Deja de picarlo porque, ¿no ves que no funciona? Déjalo y vete a tu casa que haces más falta allí que aquí.- Kendall me miró sorprendido pero sonrió.

-Ya te dije, chica caliente y difícil.- dijo Matthew a su lado. Andrés se levantó de golpe, yo no me caí de milagro e impacto su puño en la cara de Kendall, era de esperar. Pero Kendall le devolvió el golpe en la nariz y le empezó a sangrar. Se empezaron a golpear pero me puse en medio de los dos.

-¡PARAN; YA! ¿ESTA ES LA MIERDA DE EJEMPLO QUE LES DAN A LOS NIÑOS PEQUEÑOS QUE ESTÁN JUGANDO EN EL PARQUE Y NO TIENEN LA CULPA?- Kendall iba a golpear pero al verme paró. Cogí a Andrés y me lo llevé. Lo llevé unos bancos lejos, lo hice sentarse en un banco, y lo miré preocupada.- Mierda, ¿estás bien?- dije mirando su nariz que sangraba. Cogí un pañuelo de mi bolsillo y se lo puse en la nariz.- ¿Te duele la nariz?- pregunté acariciando sus mejillas. Tenía un corte en el labio.

-Un poco, no importa.- dijo haciendo una mueca.

-Sí. Sí importa. Vamos a casa.- iba a quejarse pero sabe que si discute conmigo pierde en estos casos. Llegamos rápido a casa, los chicos seguían allí mirando la televisión. Entré de golpe sin decir nada, y subí a mi habitación. Los cuatro me miraron confundidos pero no me importó. Lo hice sentarse en la cama y fui a buscar el botiquín al baño.

-Estoy bien, no te preocupes, son tres rasguños.- dijo cuando empecé a limpiar lo de su nariz. Él hacía muecas pero no se quejaba, así que seguí por su labio.

-¿Dónde te duele?- pregunté mirándolo preocupada. Me señaló el estómago, le subí la camiseta, y a parte que había buenas vistas, también había un terrible moratón.-Mierda, será hijo de su madre... Cuando lo vea juro que lo dejo sin el placer de ser padre otra vez...- dije cabreada.

-Estoy bien preciosa, no te preocupes. De verdad.- sonrió, y le sonreí. Guardé el botiquín y me senté a su lado.- Te amo, ¿lo sabías?- dijo y los dos reímos.

-Y yo bobo. Pero no vale la pena discutir con ellos. Son niños de papá, no les hagas caso.- él sonrió y me besó.

-Me encanta como te preocupas por mi.- los dos sonreímos y yo me puse roja como un tomate.- ¿Tienes galletas?

-Creo que sí, vamos.- dije levantándome. Bajamos y los cuatro chicos nos miraron raro.

-¿Andrés que te pasó?- preguntó Aaron.

-Reencuentro con los Donnovan.

-Eso no suena bien.- dijo Jake. Los chicos se quedaron un rato más pero Ethan y Jake se fueron. Aaron se quedó. Los cuatro mirábamos la televisión en el sofá, y el timbre sonó. Andrés se levantó a abrir.

Doble vida, un nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora