Capítulo 35- Ginecólogo.

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Me duché y me senté en la cama, solo iba con la toalla pero no importaba, Andrés estaba dando vueltas sin parar en bóxer por la cama.

-¿Qué te pasa?- pregunté.

-Estoy incómodo... No sé qué me pasa...

-Pues levántate, que ya son horas...- dije riendo y se sentó en la cama.

-Oye, ¿no tengo beso?- preguntó, reí negando con la cabeza.

-Búscalo...-respondí sonriendo y me levanté de la cama, él se levantó de golpe y con su cuerpo me acorraló en una pared.

-¿Aquí lo encontraré?- susurró casi contra mis labios.

-Hmm... No lo sé, búscalo...-susurré, junto mis labios con los suyos, yo no respondí, él se empezó a mover y al fin le correspondí, cuando le correspondí, puso sus manos en mis mejillas y entró su lengua de golpe. Su boca sabía a gloria. Posó sus manos en mi cintura, bajó por mis muslos y me alzó, puse mis piernas en su cintura y me acarició los muslos con deseo. Gemí contra su boca por el contacto de su mano en mis muslos y no pude parar de gemir como loca, su mínimo contacto me volvía loca. Pasé mis manos por su nuca y empece a tirar de su pelo, él también empezó a gemir como loco.

-Dios Isabella...-susurró contra mis labios, bajó por mi cuello y tiré mi cabeza hacia atrás, para que pudiera besarme el cuello, gemía como loca.- Me tienes loco...- gruñó con voz ronca. Me quitó la toalla de golpe y volvió a mis labios.- Dios... No podré aguantar mucho más...-susurró. Volví a juntar nuestros labios con necesidad y clavé mi cadera en la suya y los dos gemimos, pude notar su gran bulto dentro de su bóxer. Abrieron la puerta de golpe y di un bote.

-¡Eh tu! ¡Pongan el pestillo joder!- se quejó Kyle, me tapé con la toalla y él sonrió.- Tranquila, no hace falta que te tapes, no es nada que no haya visto antes. La embarazada dice que en media hora salís. Disfrútenla...- dijo sonriendo y cerró la puerta.

-Media hora...-susurró Andrés.- ¿Por donde íbamos?

-Ve a buscar un condón que muero de ganas...- dije, sonrió, bajé de su torso, él buscó en el cajón y lo encontró. Se quitó el bóxer y se puso el condón. Me tumbé en la cama, él no tardó en llegar, se puso encima mío y junto nuestros labios. Ya iba muy mojada...

(...)

Me vestí y él también. Se estaba subiendo el pantalón, miré su espalda y estaba llena de arañazos.

-Ui... ¿No te duele?- pregunté.

-No, me excita más cuando me arañas la espalda...-susurró sonriendo.- Pero córtate las uñas...-dijo y reí.

-Bueno, nos vemos luego...-susurré besando sus labios fugazmente y bajé al salón, Carla y Pete esperaban en el sofá.- Ya estoy...

-Bien, vamos...-dijo Carla levantándose, entramos en el coche, yo conducía y los otros dos estaban detrás. Conducía yo porque ellos estaban demasiado nerviosos. Aparqué delante de la clínica, entramos y esperamos en la sala de espera. Había una mujer, con una barrigón enorme.

-¿De cuánto estás?- le preguntó la mujer a Carla.

-Cuatro meses. ¿Usted?

-Pasé de cuentas hace dos días...-dijo sonriendo.- A ver si salen ya...-dijo cogiendo la mano de su acompañante.

-¿De cuantos estás?- no pude evitar preguntar.

-De cuatro...-susurró y quedé petrificada.

-¿He oído bien? ¿Ha dicho cuatro?- pregunté.

Doble vida, un nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora