Capítulo 31- No me enteré de nada.

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Maratón 2/3!!

-¡Isabella! ¡El juicio es en una hora! ¡Quieres despertar!- chilló Andrés y me desperté de golpe.

-Tengo sueño...-susurré frustrada.

-Yo también, venga, dúchate y eso. En media hora salimos. Tu madre me dijo que si en media hora no estás preparada, te quedas.- habló mi novio y me levanté de golpe de la cama. Pensé en llamar a Aaron pero a las siete de la mañana estaría aun durmiendo. Me duché, rodeé la toalla a mi cuerpo y salí. Abrí el armario y ese era el gran problema.- ¿Qué le pasa al armario?- preguntó mi novio.

-Nada, no se que ponerme...

-Siempre estás perfecta. No te preocupes...

-No seas mentiroso. ¿Qué me pongo?- pregunté y sonrió.

-Nada.

-Ja. Ja...-dije enfatizando.- No, en serio, ¿qué me pongo?

-A ver...-dijo levantándose de la cama. Cogió una camisa azul claro y un poco gastado, unos jeans blancos, y sujetador negro.- Así perfecto.- me lo miré y bueno, no estaba mal. Me lo puse y me miré en el espejo de mi habitación, no me convencía mucho.- ¿No te gusta?

-Sí, no sé...- susurré mirándome. Me pasó un jersey, era beige, me lo puse y quedaba mejor.

-¿Así?- preguntó y asentí. Sonrió, me puse unos zapatos planos negros y me volví a mirar en el espejo.- Cariño, estás preciosa, no te preocupes. Pero suéltate el pelo...- asentí y me dejé el pelo suelto. Él iba con camisa blanca, jersey a rallas azules obscuras y blancas, jean negro y unas deportivas. Bajamos a bajo y todos estaban despiertos. Me senté a desayunar pero me obligaron a comer por el camino. Llegamos, y después de esperar quince minutos empezó el juicio. No me enteré de nada. A las once salimos y de verdad, puedo jurar que no me enteré de nada.

-Andrés...-susurré mientras mi madre, Rosa y Bill hablaban.- ¿Te enteraste de algo?- pregunté y él enarcó las cejas. Odio que lo hagan pero me callé.- No me mires así, no me enteré de nada.

-Tu madre ganó. No hizo falta que ustedes dijeran nada, las pruebas lo aplastaron. Eso sí, tendrán que ir con él como mínimo dos veces al año.- explicó mi novio.

-Oh... Gracias.- susurré sonriendo y dejé un beso en sus labios.- Tengo que hacer una llamada...- asintió me separé de todos y marqué el número de Aaron.

A: ¿Isabella?

I: Soy yo, ¿cómo estás? ¿Necesitas algo?

A: Bien, pero me duele. Como es la mano derecha no puedo cocinar ni hacer nada pero llamaré a comida rápida.

I: Esta tarde pasaré por tu casa. Necesito comprobar que estés bien y hacerte compañía.

A: No hace falta, mejor pasa el tiempo con Andrés...

I: No. Estoy con él todo el día, tu me necesitas más. Por mucho que me digas, iré igual, así que, como quieras.

A: Vale... Gracias... ¿Podrás llevar el botiquín? No me sé poner la venda, bueno, no sé hacer nada...

I: Tranquilo, lo llevo yo. No te hagas más daño... Nos vemos luego.

A: No lo haré. Nos vemos luego preciosa...- colgué y volví con mi novio. Derek estaba en la conversación de mi madre.

-¿Quien era?- preguntó mi novio.

-Aaron, esta tarde me pasaré por su casa para ver cómo está.- susurré abrazándole. Me abrazó y besó mi cabeza.

Doble vida, un nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora