Capítulo 26- Uno rapidito...

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Me desperté por la alarma de mi celular. Me la había puesto para no llegar tarde, me levanté, me duché y me vestí. Miré a la cama y Andrés seguía dormido.

-¡Andrés!- grité y se despertó.- Cariño, levántate, tenemos que ir al aeropuerto.

-Quiero quedarme contigo en la cama todo el día... Quiero besarte, tocarte, follarte...- dijo con voz ronca, sexy y adormilada. Causó que mi estómago nacieran mariposas por unos instantes.

-Venga, no digas bobadas. Levanta...- hablé riendo. Quejándose se levantó y se duchó, salió del baño medio dormido, con la toalla en la cintura y se acercó a mi. Posó sus manos en mi cintura, juntó nuestros cuerpos y sonrió.

-Uno rapidito...-pidió.

-No digas bobadas. Andrés, no. Cuando volvamos puede pero ahora no...-respondí quitando sus manos de mi cintura y apartándome. Hizo un puchero y se vistió. Bajamos a desayunar y no había nadie despierto.

-No quiero ir... Quiero ver a mi familia pero no quiero verlo a él...-susurró.

-No puedes fallarle a tu familia solo por Dylan.

-Estoy demasiado nervioso, ¿podrás conducir tu?- preguntó y asentí.

-No te preocupes. Ya conduciré yo. Venga, vamos...-dije levantándome. Se levantó también y fuimos al auto. Arranqué el auto y me dirigí al aeropuerto. Andrés estaba a mi lado, temblando.- Andrés, necesito que te tranquilices, por favor. Hazlo por mi, intenta tranquilizarte, hazlo por mi por favor...-asintió y empezó a respirar. Le cogí la mano y sonreí.- Muy bien...-susurré. Llegué al aeropuerto, aparqué y llegábamos media hora antes. Decidimos quedarnos en el auto. Me senté encima de sus piernas, quedando a ahorcadillas encima de él, hoy llevaba falda y era más cómodo. Sonrió y me abrazó.- Tranquilo...-susurré sonriendo. Rompió el abrazo y se quedó mirando mis labios y yo los suyos. Cerramos los ojos y nos besamos. Era un beso lento y dulce. Su mano se posó en mi cintura y la otra en mi muslo, subiendo mi falda. Empezó a acariciarme el muslo de esa manera que me vuelve loca. Su mano que estaba en mi cintura fue bajando hasta llegar a mi culo. Empecé a bajar por su cuello mientras me tocaba el culo y el muslo, los dos jadeando como locos. Su mano del muslo empezó a subir hasta llegar al elástico de las medias. Sin bajarlas, puso su mano dentro y empezó a hacer círculos por encima de las bragas. En ese momento alguien picó en la ventana del auto. Miré y era la madre de mi novio. Mierda.

-Hey, ya seguirán luego pero fuera hace frío...-dijo la madre de Andrés. Me puse roja como un tomate, nos separamos y volví a mi asiento. Los dos jadeábamos como locos, mientras Allisson y Dylan metían las maletas en el maletero.

-Mierda...-susurré.

-No es la primera vez que nos pillan, no pasa nada...- susurró él.

-Ya lo sé pero muero de vergüenza, me siento como una zorra...

-No eres una zorra, no digas bobadas. Luego lo hablamos, no te preocupes.- asentí y su madre y Dylan entraron en el auto.

-Bueno, ¿vamos?-preguntó la madre de mi novio. Asentí y arranqué el auto.

-Hermanito, ¿tan marica que ni conduces?- preguntó Dylan.

-¡DYLAN! ¿Qué te he dicho? Deja a tu hermano en paz.- le replicó su madre. Miré a Andrés y tenía el ceño fruncido. Me miró y negó con la cabeza, le miré y con los labios dije: Te amo. Él sonrió y dijo lo mismo.- Andrés, ¿cómo ha ido por aquí?

-Muy bien...-susurró él.

-Hombre, estando en casa de su novia que parece una modelo, follándosela cada día, ¿cómo creés que irá?- intervino Dylan otra vez. Andrés volvió a fruncir el ceño y miró por la ventana.

Doble vida, un nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora