Capítulo 15.- Pero Derek...

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-¿Quién era ese hombre?- preguntó por fin Aaron, desviando su mirada de mis ojos a la fuente.

-Bob, mi padre...- dije con asco.

-Oh Derek me contó, ahora entiendo.- dijo sin quitar la vista de la fuente.

-¿Qué querías contarme?- pregunté, sentándome con las camas cruzadas y mirándolo.

-Sobre Martha... Mi hermana...- dijo desviando su vista a mí, y después a la fuente otra vez. Me sorprendí, creo que Aaron no era mucho de hablar sobre su familia.

-¿Estás seguro? No hace falta, de verdad, si quieres en otro momento lo entenderé.- dije tocándole el hombro.

-Creo que ahora es el momento...- dijo mirándome otra vez, miró mi mano que estaba en mi regazo y habló.- ¿Puedo cogerte la mano?- asentí, y le cogí la mano con la que le estaba tocando el hombro. Él puso su mirada fijo en nuestras manos y empezó a jugar con sus y mis dedos, yo lo miraba atenta.- Hace cuatro años, estábamos en una casa en una montaña, nos la habían dejado unos amigos de papá, la casa estaba cerca de un lago. Yo tenía 14 años, estábamos los cuatro en el lago, se hizo el medio día y yo y mamá fuimos a hacer la comida, bueno ella a hacerla, yo a intentar coger temperatura, tenía mucho frío. Mi hermana tenía tres años y no sabía nadar muy bien, por eso le pusieron un flotador, estaban ella y mi padre en el lago, se ve que mi padre salió a fuera del lago y la pequeña se quedó en el agua, mi padre la vigilaba pero se despistó un minuto con un ruido, volvió la vista al lago y no estaba, solo estaba el flotador, él se tiró al agua y la encontró, empezó a gritar, yo salí de la casa y al verlos salí corriendo hacia mi hermana, la cogí en brazos e intenté que volviera a respirar, por un momento pensé que lo había conseguido, abrió los ojos, me vio, sonrió y susurró Aaron te amo. Volvió a cerrar los ojos y no los volvió a abrir nunca más, fuimos al hospital pero ya había muerto, y murió en mis brazos...- lágrimas salían de sus ojos pero siguió.- El año pasado, salió el tema en una discusión de mi padre y mía y me dijo que fue mi culpa, por no haberme quedado con ellos dos, y me fui de casa, mamá me pagó una casa y me fui a vivir allí.- dijo llorando. No quitaba la mirada de nuestras manos.

-Eh, mírame.- dije cogiéndole de la mejilla y subiéndola hasta que quedara mirando hacia mí, solo faltaba que él me mirara.- Aaron mírame.- dije susurrando y él me hizo caso. Desvió su mirada hasta mis ojos, que conectaron con los suyos.- Que tu hermana muriera en esta vida no significa que muriera en tu corazón, en tu corazón sigue viva, sonriendo y feliz con su hermano mayor, y eso es lo que te tienes que quedar, buenos recuerdos de ella, si tu padre se inventa cosas, que lo haga, nadie ensuciará el recuerdo de tu hermanita en tu corazón.- dije acariciando su mano. Sus ojos volvieron a humedecerse, empezaron a caer lágrimas pero esta vez me abrazó, puso su cabeza entre mi cuello y mi hombro y empezó a llorar.- Tranquilo...- susurré. El sol estaba a punto de desaparecer, hacía media hora Aaron había dejado de llorar, pero seguía abrazándome.- Aaron, es tarde, mejor vamos a casa.- pensaba que se había dormido pero no, asintió pero no se movió.

-¿Te acompaño a casa?- preguntó sin soltarme, yo negué con la cabeza.

-No te pienso dejar solo hoy.- dije pensando en lo que me dijo Derek.

-Pero Derek...

-Derek me dijo que hoy no te dejara solo y no lo pienso hacer.- dije sin dejarle contestar. Me abrazó aun más fuerte.

-Gracias.- susurró y rompió el abrazo. Se levantó del banco y yo también, se estaba haciendo oscuro y hacía frío, mucho frío. Me abracé a mi misma y empezamos a andar. Salimos del parque y la calle estaba oscura, demasiado oscura. Me paré de golpe y empecé a temblar.- ¿Tienes frío?- preguntó y asentí, se quitó la chaqueta y me la puso.- ¿Está demasiado oscuro?- preguntó mirándome y yo volví a asentir.- Abrázame. Prueba de andar y si te pasa como el otro día te cojo en brazos, ¿vale?- asentí, lo abracé por el pecho, él pasó su mano por mis hombros y la puso en mi espalda.- Háblame. Explícame cualquier cosa.- dijo acariciándome la espalda, le conté que en ese parque venía con mamá. Me distraje pero no dejé de temblar. Andábamos por la calle, no había nadie y aun daba más miedo. Un ruido de un petardo petar hizo que me cagara de miedo, lo abracé más fuerte y dejé de caminar. Ahora temblaba mucho más y alguna lágrima salía de mis ojos.- Mierda, estás temblando. Quedan 10 minutos para llegar, te cojo en brazos, pero tendrás que soltarte de aquí y cogerme de detrás del cuello, como el otro día.- dijo mirándome. Saqué un brazo de su pecho y lo puse en su nuca, e hice lo mismo con el otro.- Muy bien, ahora te cogeré de de las piernas, ¿recuerdas el otro día?- asentí.- Pues igual, no te asustes.- me cogió de las piernas y las puso rodeando su cuerpo. Puso sus manos en mi cintura y empezó a andar. Otro petardo explotó y me asusté aun más.- Tranquila, no te harán nada, estoy contigo.- empecé a oír petardos explotar seguidamente y me cagué aun más de miedo, me dan miedo las calles oscuras y los petardos entre otras cosas, pero las películas de terror no me dan tanto miedo. Soy una miedica, lo sé.- Tranquila, ya llegamos, una cuadra y ya estamos.- los petardos se hacían más fuertes a medida que nos acercábamos.- Mierda los vecinos otra vez. ¿Te dan miedo los petardos?- preguntó y asentí.- Vale, dos casas más a la mía son los de los petardos, ahora pasaremos delante ellos, tu solo cógete y confía en mí, ¿vale?- asentí y empezó a andar más rápido.

Doble vida, un nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora