Capítulo 28- La tenía dura y duele más...

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Me desperté y Andrés ya estaba despierto. Me acordé de ayer en el auto y me sonrojé.

-¿En qué piensas?- preguntó mi novio acariciándome el pelo.

-En ayer, que tu madre y tu hermano nos pillaron...

-No te preocupes por eso... Mi madre nos pilló muchas veces besándonos, no pasa nada...-susurró sonriendo.

-Pero nunca estábamos en un auto, y tu tocándome el muslo y ahí...-dije aun más roja.

-Un día nos vio follando.-confesó Andrés y me quedé inmóvil.- No nos dijo nada, pero después de una semana me lo contó. Me dijo que llegó a casa tarde, subió a mi habitación, empezó a oír gemidos, abrió un poco la puerta y nos vio. La volvió a cerrar y hizo como si no pasara nada. ¿Ves como no pasa nada?- dijo Andrés tranquilo.

-¿Nos vio y nos oyó?- pregunté y él asintió.- No podré mirar a tu madre a la cara...

-Sí que podrás. Isabella, no pasa nada... Mi madre nunca te dirá nada, y ayer no me vio donde tenía las manos... Solo nos vio besarnos, no me vio hacer nada, no te preocupes...-intentó convencerme Andrés.

-Se lo pudo imaginar, ¿y cómo sabes que no te vio? ¿Y si te vio tocarme y no te lo dijo? Es tu madre, me da muchísima vergüenza...

-Isabella, esas cosas mi madre me las dice. De verdad que no nos vio, no te preocupes... Por favor, tienes que estar tranquila, no me vio tocarte...-insistió.

-No quiero que piense que soy una zorra, ni que me dejo tocar por cualquiera y que soy fácil, ¡porque no lo soy!

-Isabella, por favor. No tengas prejuicios. No eres una zorra, ni te dejas tocar por cualquiera ni eres fácil. No eres nada de eso, eres lo contrario a eso. Mi madre sabe lo que me costó conseguirte, sabe que no eres una chica fácil y que no te abres de piernas a cualquier chico. Sabe que tardé un año en acostarme contigo, eso ella lo sabe, y sabe que no eres una zorra. Por favor, no te preocupes por eso...

-Me da vergüenza nada más...- susurré, se puso encima mío, sonrió y se le formaron sus adorables hoyuelos.

-Que no te dé vergüenza preciosa, no pasa nada...-susurró y juntó nuestros labios en un dulce y lento beso. La puerta se abrió de golpe y era Kyle. Andrés sin salir de encima mío lo miró y yo también lo miré. Recargó su cuerpo en el marco de la puerta y sonrió.

-¿Interrumpo algo?- preguntó Kyle sonriendo.

-Sí.-respondió mi novio enojado.- ¿Qué quieres?

-Uy ese humor por la mañana... ¿Cómo puedes estar enojado con esa preciosidad debajo tuyo?- dijo Kyle riendo.- El desayuno está echo, no tarden o subirá su madre.-dijo sin quitarse la sonrisa de la cara, dejó la puerta abierta y se fue.

-Tenemos que bajar... Si sube mamá, nos hará por décima vez la charla de sexo y no quiero eso...-susurré sin romper el contacto visual y él gruño.

-No por favor, me cae muy bien tu madre pero cada vez que nos ve así, nos da la charla...-dijo saliendo de encima mío.

-Lo sé. ¿Cómo tienes el pie?- pregunté levantándome.

-Sigue hinchado pero no tanto.- dijo sentándose en la cama sin apoyar el pie en el suelo.

-Tengo dos muletas por ahí, te irán bien.-dije rebuscando en el armario, y después de remover todo el armario las encontré.

-¿Me puedes pasar mi pijama para no bajar en bóxer?- preguntó mi novio, asentí, se lo pasé y le ayudé a ponerse el pantalón. Se puso la camiseta, y con las muletas se levantó de la cama. Empezó a andar por la habitación pero cruzó las muletas y cayó al suelo. Se quejó y reí.- Mis pelotas...-dijo tocándose allí, y removiéndose en el suelo.

Doble vida, un nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora