Tenerlo siempre cerca

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RACHEL.

Mi corazón dio un vuelco y Mi estómago se amarró al oír esas dos sencillas pero hermosas palabras.

Sentía que iba a gritar de la emoción que estaba sintiendo.

No podía dejar de mirarlo a los ojos, esos hermosos ojos que me volvían loca y me atrapaban cada vez que me miraban.

-¿Rachel?- Dijo.

Sonreí y lo abracé con fuerza.

-Yo también te quiero Nathan- Dije. -Te quiero- Repetí.

Sentí sus brazos enrollarse a mi alrededor.

Tomé su rostro entre mis manos y lo besé.

Lo besé para que sintiera que en verdad lo quería.

Lo besé porque en ese momento sólo estaba pensando en él.

Podía sentir sus manos acariciando levemente mi espalda.

Abracé su cuello.

Amaba besar a Nathan, lo amaba.

Nathan bajó sus manos hasta mi cadera y después a mi trasero.

Apretó levemente mi trasero, que a pesar de ser sólo un pequeño apretón, me había echo sentir algo grande.

Sin que me diera cuenta, Nathan había tomado el control del beso y me encantaba que así fuera.

Empezó a empujarme hacia él.

Un pequeño gemido se escapó de mi garganta.

Apretó nuevamente mi trasero pero esta vez me alzó e hizo que lo abrazara de la cintura con mis piernas.

Yo seguía besandolo.

Empezó a caminar hacia la habitación donde estaba la cama.

Abrió la puerta, entramos y Me dejó con suavidad sobre la cama.

Se quitó su saco sin que me diera cuenta y lo lanzó lejos.

Empezó a desabotonar su camisa mientras me miraba con intensidad, la deslizó fuera de su cuerpo dejando a la vista su torso tan perfecto.

Se subió encima de mí y atrapó mis labios entre los suyos con deseo.

Mis manos acariciaban su espalda y lo atraían más hacia mi.

-Hay que quitarte esto- Dijo refiriéndose a mi vestido.

Sentí algo amarrarse con fuerza en mi abdomen.

Tomó la orilla del vestido y lo sacó de mi cuerpo.

Se quitó su pantalón quedando sólo en boxer.

Abrió mis piernas y se posicionó entre ellas lo que hizo que mi respiración se agitara más que cualquier cosa.

Me besó.

Dejó mis labios y bajó a mi tan sensible cuello haciéndome soltar un jadeo.

Fue depositando leves besos por todo mi cuello lo que me encantaba.

Empezó a bajar más, hasta llegar a mi sostén.

Le dio un beso a uno de mis pechos por encima del sostén, bajó ambas copas del sostén, dejando a la vista mis pechos desnudos.

Sólo TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora