Sólo Tú

Nueva Casa

Rachel.

Las cosas estaban un poco tensas en casa, Nathan acababa de discutir con su padre y el ambiente podía sentirse bastante pesado.

-¿Cómo estás?- Me acerqué a mi esposo.

Se encontraba sentado en el sofá individual con la cabeza echada hacia atrás y sus ojos cerrados.

-Estresado- Dijo desganado.

Coloqué ambas manos en sus hombros y empecé a darle un pequeño masaje.

-Tendré que buscar trabajo- Habló.

-¿Por qué?-

-Le he dicho a papá que dejaré la compañía- Soltó, paré de masajear sus hombros por un momento.

Carraspee y seguí con el masaje.

-¿Por eso peleaste con él?-

Asintió.

-¿Quieres que le diga a mi madre que te de algún trabajo en la compañía?-

-No, quiero quitar todo lazo con la compañía-

-Pero...-

-Quiero dejar de depender de papá...- Tomó mis manos, me jaló e hizo que me sentara en sus piernas. -Empecemos una vida fuera de la de nuestros padres, empecemos a ser una familia independiente, hagamos algo por nuestras propias fuerzas, es decir, siempre hemos tenido una vida resuelta, desde pequeños hemos tenido de todo, yo nunca he trabajado, nunca he hecho mi propia comida, nunca he hecho nada en casa, siempre he tenido gente a mi disposición... y quiero salir de esto- Me miró con ternura. -Sí, será duro, pero ¿No te gustaría vivir nada más nosotros tres juntos, Siendo yo el que mantiene a la familia, con un trabajo como el de los demás, una propia casa, y sin más problemas?-

Miré su rostro por unos segundos.

-No creo que estemos listos para salirnos así por así de todos los lujos- Dije. -Creo que más bien, deberíamos ir poco a poco- acaricié su rostro. -Podemos empezar con... no sé, un cambio de casa... y después ir haciendo lo demás-

Tomó mis manos y entrelazó nuestros dedos.

Sonrió.

-¿Tienes miedo?-

Reí.

-Por supuesto que sí- Sonreí.

Lo pensó por unos minutos.

-Está bien... vayamos a ver casas-

-¿Ahora?- Le miré sorprendida.

-Ahora-

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Después de tanto buscar y buscar.

Nathan y yo nos decidimos por una.

-¿Te gusta?- Me abrazó desde por atrás mientras veíamos la casa.

-Me encanta- Dije animada.

-¿Y a ti bebé?- Se agachó quedando a la altura de mi vientre.

Sonreí.

-¿Te gusta? ¿Si? Que bueno- Dijo y finalizó con un beso encima de mi vientre.

Se levantó y unió sus labios con los míos.

-Mañana empezaremos la mudanza- Susurró en mi oído.

-¿Ya? ¿Tan rápido?-

-Por supuesto, es el primer paso y debe ser completado al cien- Acarició mis caderas.