Eres débil

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Nathan.

-¿Estás segura? Yo puedo llevarlas- Me ofrecí.

-No te preocupes, estaremos bien- Me sonrió.

Tomé a Rachel de la cadera y la pegué a mi cuerpo.

-Te amo- Le susurré al oído.

-También te amo-

Se separó de mí y me dio un beso rápido en los labios.

-Cuídala mucho por favor- Le pedí a nana.

-No hace falta que lo pidas corazón- Me sonrió, le sonreí de regreso y seguidamente ambas salieron de la casa.

Suspiré con fuerza y subí escaleras arriba.

Entré a mi oficina, caminé hasta el ventanal y admiré la vista.

Respiré hondo y asentí.

Sí, en cualquier momento me volvería loco de estar tan sólo.

-Te extraño- Dije pensando en el chico que alguna vez, fue mi mejor amigo.

Saqué el celular de mi bolsillo y marqué su número.

Al tercer timbre contestó.

~¿Bueno?~

~Hola Erick~

~¿Nathan?~

~Sí, soy yo~

~Ammm... hola~

~Hola~

~...~

~...~

~Y bien ¿Qué se te ofrecía?~

~Oh! sí, emm... ¿Estás ocupado?~

~Pues... No, realmente no~

~Que bien ¿Quieres venir?~

~¿Te encuentras bien?~

~Sí, estoy de maravilla, sólo que estoy muy sólo, mi esposa y nana salieron de compras y no hay nadie más en casa~

~¿Y tus empleados?~

~Es sábado, Los sábados y domingos son sus días libres~

~Oh! cierto, lo olvidé~

~Si...~

~Si...~

~Entonces... ¿Vendrás?~

~Pues... sí, te veo en 20~

~Está bien~

Wow, fue incómodo.

Guardé el celular y bajé al primer piso.

Fui directamente a la cocina, abrí la puerta y me encontré con Amy... Perfecto.

-¿Amy? ¿Qué haces aquí?-

-Oh! Hola Nath, creí que no había nadie en casa... Sólo vine por algo que se le olvidó a mi mamá- Dijo alzando una bolsa de plástico.

-Oh bueno, está bien- Dije.

Abrí el refrigerador y empecé a buscar algo para beber.

-¿Estás sólo?- Me preguntó.

-Eh... sí- Respondí.

-Ya veo- Dijo.

Saqué una botella de agua y la dejé en la encimera de la cocina.

Sólo TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora