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_ ¿Desde cuándo? –preguntó Cora fuera de sí en el apartamento de Derek. Los chicos se miraron entre ellos en busca de algún apoyo hasta que Érica decidió intervenir.

_ Un año más o menos. No sé la fecha exacta y no creo que tu hermano nos la dijese pero es algo que por lo visto han hablado largo y tendido.

_ Pero... ese muchacho enclenque... ¡ni siquiera es un hombre lobo! ¿Cómo piensa defenderse? ¿Pretende que mi hermano lo proteja a toda costa? Mi hermano no es ningún guardaespaldas.

_ Para eso ya estoy yo –dijo Scott ofendido-. Yo soy su mejor amigo. Su hermano. Y Stiles no necesita ningún guardaespaldas, ¿vale? En más de una ocasión nos ha salvado la vida a todos. Incluido a tu hermano.

Cora no salía de su asombro mientras los demás intentaban convencerle de la decisión de Derek de tomar a Stiles como su compañero, olvidando así lo que se traían entre manos.

En la veterinaria, Derek comenzó a despertar lentamente. Reconoció aquel lugar apenas inspiró lentamente, maldiciendo a quien fuese que le había llevado allí. Recordaba la pelea con Kali y los gemelos pero tras desfallecer sus recuerdos parecían desvanecerse. Dirigiendo la mirada hacia su lado, vio a Stiles dormido en una postura que supuso incómoda para él: tenía uno de sus brazos colocado alrededor de su cintura y el otro sujetaba el brazo que quedaba a su lado. Derek pensó que se habría ido incorporando lentamente sobre la camilla sin caer en la cuenta de las heridas que tenía pero aunque estaba cansado, la herida había cerrado y podría moverse con facilidad.

Inspiró lentamente, captando así el olor de Stiles, sonriendo al sentirlo. Lentamente levantó el brazo que tenía libre para acariciarle el pelo, aprovechando que estaban solos. Éste comenzó a ronronear suavemente, alzando un poco más la cabeza para que abarcara más espacio. Riendo suavemente, Derek comenzó a llamarle.

_ Ey –dijo mientras abría los ojos lentamente, sonriendo-. ¿Cómo te encuentras?

_ Mejor. Mucho mejor.

_ Estás aún muy pálido –comentó Stiles mientras se levantaba del taburete y se estiraba, quejándose de dolor.

_ No deberías haberte quedado dormido en ese taburete...

_ ¿Y dejarte solo en manos de esa psicópata que tienes por hermana? Ni hablar.

_ ¿Cora? ¿Qué te ha hecho? –preguntó preocupado mientras veía a Stiles encogerse de hombros.

_ Salvo olerme y tirarme al suelo porque olía a ti, nada grave. Eso pareció molestarle.

Derek suspiró pesadamente, cerrando los ojos. Stiles aprovechó entonces para echarse ligeramente sobre él, reposando su cabeza en su pecho, cerca de su cuello.

_ Pensé que no te salvarías... -dijo apenas en un susurro-. Estabas perdiendo tanta sangre y esa herida tan...

_ No iba a morir, Stiles.

_ Eso no lo sabes. Por la cara que llevaban todos hasta yo estaba acojonado. ¿Y si hubieses muerto, eh?

_ No lo conseguirán.

_ ¿Ah, no? ¿Y cómo lo sabes tú, eh?

_ Porque tú no les vas a dejar hacer tal cosa.

Stiles alzó la cabeza lo justo para mirarle a la cara, sintiendo como la sangre corría deprisa por sus mejillas hasta sonrojarlo.

_ ¿Te lo tienes muy creído, eh lobito? –preguntó nervioso mientras veía a Derek sonreír.

El Alfa entre los AlfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora