Melissa se despidió de sus compañeros al terminar su turno, saliendo en dirección a su coche. Estaba realmente cansada después de pasar un turno de casi 24 horas con un parón de un par de horas escasas. En casos así daba gracias a Dios por tener un hijo tan apañado como Scott, quien le traía en ocasiones la comida o simplemente se las apañaba en casa para no dejarla totalmente abandonada. El aparcamiento estaba bastante solitario, algo que no le extrañaba. Con calma, abrió su puerta y se metió. Nada más dejar su bolso en el asiento del copiloto y dispuesta a meter la llave en el contacto, alguien golpeó su cristal, consiguiendo que gritase. Al ver la huella de una mano impregnada de sangre, Melissa se apresuró a salir del coche para ver a Derek intentando sostenerse en pie.
_ Dios mío, Derek. ¿Qué te ha pasado? –comentó para acercarse a él quien no aguantando más, cayó al asfalto-. Estás perdiendo mucha sangre, cielos. Voy a llamar a mis compañeros, hay que coser esas heridas y...
_ No. No hospital...
_ ¿Es que piensas morirte o qué? No puedo dejarte así. Dame solo unos segundos y vendrán a recogerte.
_ Por favor... no... a casa... por favor...
_ Joder. Mierda, vamos –comentó mientras le ayudaba a levantarse para así lograr sentarle en el asiento trasero del coche. Nada más cerrar, limpió con la manga de su chaqueta el cristal para no llamar más la atención y salió a prisa del aparcamiento. De camino a casa miraba de vez en cuando a Derek por el espejo retrovisor. Realmente tenía mal aspecto pero aunque era extraño, no tenía pinta de estar muriéndose. Nada más llegar a casa y tras abrir la puerta, fue en busca de Derek al que ayudó de nuevo a salir para de esa forma llevarle con lentitud hasta el cuarto de invitados.
_ Intenta poner un poco de tu parte chaval, pesas demasiado –comentó Melissa mientras subía las escaleras con él. Derek respiraba afanosamente, intentando no perder del todo la consciencia. Sin embargo nada más dejarse caer en la cama, no aguantó más, cediendo así a la inconsciencia.
_ Oh vamos, Derek despierta. Vamos reacciona –comentó dándole un par de palmadas. Al ver que no reaccionaba, le tomó el pulso y lo encontró muy acelerado. Sin más preámbulos, Melissa cogió varias toallas, su botiquín donde tenía material suficiente como para tratar tales heridas, así como desinfectantes y agua. Con la tranquilidad que los años le habían otorgado siendo enfermera, comenzó a curar a Derek sin que este rechistara lo más mínimo. Una vez listo, le inyectó un antibiótico para evitar posibles infecciones. Tiró la camiseta a la basura y echó el resto de toallas a lavar. Finalmente y viendo como el cansancio la vencía, tapó a Derek con una sábana para luego cerrar la puerta. Tras guardar sus utensilios, se dio una ducha rápida y se echó en su cama, quedando pronto dormida.
No fue hasta la tarde cuando ya más descansada, se levantó y fue hacia la habitación donde estaba Derek. Por el camino pensó en Scott y si lo habría descubierto, aunque últimamente pasaba poco tiempo en casa y siempre en su habitación. Abriendo con cautela, Melissa vio como Derek seguía durmiendo aunque su semblante tenía mejor color. Cerrando la puerta tras de sí, se acercó a él para tocarle levemente la frente y comprobar que no tenía fiebre. Destapándolo ligeramente, observó como algunas de las vendas estaban manchadas ligeramente de sangre. Apenas se giró para ir a por vendas limpias, sintió un fuerte agarre en su muñeca. Volteándose, vio a Derek despertándose aunque algo desubicado.
_ ¿Dónde...?
_ Estás en mi casa. ¿Me recuerdas? Soy Melissa, la madre de Scott. ¿Cómo te encuentras?
_ Muy cansado...
_ Comprendo. Es normal después de perder tanta sangre. Necesito cambiarte esas vendas ponerte unas limpias. No tardo.
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El Alfa entre los Alfas
FanfictionPortada by Lunadramal Derek y Stiles continúan con su relación a espaldas de ciertas personas pero la llegada de una nueva manada a Beacon Hills trastoca sus planes y de paso les ponen nuevamente en peligro a todos.