Capítulo 1: Ventisca.

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Comenzaba a anochecer y ya estaba temblando de frio. La nieve que caía delicadamente, poco a poco iba empañando las ventanas. Encendí la chimenea cuidadosamente y me prepare un taza de té para calentarme. Cogí una manta, encendí la televisión y me puse a disfrutar de esta fría noche.
A los pocos segundos, escuche que alguien aporreaba la puerta muy fuertemente. Me levante preocupada y fui a abrir. Una fuerte brisa me golpeó violentamente y con ella se apagó la chimenea. Miré al frente y vi que había una silueta negra a unos pocos centímetros de la puerta. Yacía en el suelo, tumbado indefensamente. Me acerque a el y como pude lo llevé hasta el sofá. Una vez allí, cerré la puerta y volví a encender la chimenea.
Me fije bien en su rostro y me di cuenta de que era un chico. Tenia el cabello oscuro y lleno de nieve casi congelada. Rápidamente cogí una manta y se la puse por encima. Preparé un bol con agua fría porque al taparle me había dado cuenta de que tenía la fiebre muy alta. Mojé un trapo en el y al escurrirlo lo puse con cuidado sobre la frente pálida del chico.
Me quedé sentada al lado suya esperando a que despertara. Abrió los ojos lentamente, tenia una cara dolorida y preocupada y al verme se levantó conllevando a que el trapo se callera al suelo.

-No debes levantarte de golpe si no te marearas. - dije recogiendo el trapo.

El chico se me quedó mirando extrañado. Yo le sonreí y enseguida apartó la mirada.

-Espera, te traeré algo para beber. - dije levantándome.

Me dirigí a la cocina para prepararlo. Cogí una de las tazas y de pronto se me rompió en la mano cortándome.

-¡Auuuch! - grite dolorida.

Me di la vuelta para recoger los trozos y me choque con el chico. Asustada retrocedí unos pasos. Él me miró fijamente y se arrancó un trozo de camiseta. Sorprendida e imaginándome lo que iba ha hacer, le extendí la mano donde me había echo el corte. Me la vendo cuidadosamente y mientras lo hacia yo le miraba con admiración. Al darse cuenta e que estaba un poco sonrojada se echo para atrás y miró hacia otro lado disimuladamente.

-Gra... gracias. - dije aun sorprendida.

En ese momento se hizo un silencio incómodo, yo seguía mirándolo algo curiosa, pero él solo me miraba de reojo.

-Puedes quedarte si quieres a dormir. - dije terminando de recoger los trozos de la taza.

-Vale. - dijo con vergüenza.

Él se quedó dormido enseguida, supuse que estaba cansado porque el pueblo estaba bastante lejos de mi casa.
Subí a mi habitación sin hacer mucho ruido y baje una manta con la que le tapé con cuidado para no despertarle. Al acostarme en mi cama, aun seguía dándole vueltas a lo que había pasado, pero enseguida comencé a cerrar los ojos poco a poco y me dormí...
Una luz cegadora me despertó incómodamente. Todas las ventanas de mi habitación estaban entumecidas pero ya había parado la ventisca. Me levante de un salto de la cama y después de asearme baje al salón.
El chico aun dormía plácidamente sobre el sofá y aproveché con cuidado, para desayunar tranquilamente. Puede que no conociera de nada de ese chico, pero tampoco podría dejarlo solo en el bosque y además con la ventisca que había. Cogí unas cuantas galletas y fui a ver como estaba.
Me quedé mirándolo fijamente durante un instante. Después comencé a moverlo y enseguida se despertó, algo asustado. Yo le sonreí al ver que estaba mas o menos bien.
Me acerque a su cara y le puse la mano en la frente para ver si seguía teniendo algo de fiebre. Él algo sonrojado me evito la mirada.

-Parece, que ya estas mejor. - dije con una dulce sonrisa.

-Si... - dijo con algo de vergüenza.

Cogí una silla y me senté enfrente de el. Ya era hora de recibir alguna explicación.

-Bueno, ¿me vas a decir como te perdiste? - dije doblando una pequeña manta.

-¿Y a ti que te importa? - dijo sin mirarme.

-¡¿Como?! Pues claro que me importa! - dije un poco cabreada.

El chico se quedo callado durante unos minutos y supuse que no me respondería.

-Bueno, al menos me puedes decir como te llamas. - dije intentando relajarme.

-Me llamo, Yukiko. - dijo mirándome fijamente.

-Yo Miyuki. - dije contenta.

Su nombre era precioso, pero aun me seguía preguntando que le había ocurrido o porque se perdió, pero bueno "tarde o temprano me lo dirá" pensé con una risita traviesa...

CONTINUARÁ EN EL CAPITULO 2.

Cuerpo Helado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora