Capítulo 53 Contigo a mi lado

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CAPÍTULO 53 CONTIGO A MI LADO

Miré a Edward intentando centrarme en su cara y en las palabras que me había dicho sin tener en cuenta lo que acabábamos de hacer... y que debajo de esas sábanas aún seguíamos desnudos...

- ¿Bella?

- ¿Un... trabajo nuevo? - me obligué a mirarle a la cara -. Por eso estabas tan misterioso, ¿no? Todas las veces que saliste y no me dijiste a dónde ibas...- Edward sonrió mientras se rascaba la cabeza.

- Sí... estaba buscando algo. La verdad es que me daba un poco igual el tipo de trabajo. Hice entrevistas para jardinero, pizzero... hasta que milagrosamente me llamaron de uno de los bufetes a los que mandé mi curriculum.

- ¿Jardinero y pizzero? - sonreí.

- Sí... la cuestión era pasar las noches contigo, cielo...- me acarició la cara -. Y mírame... el lunes empiezo en un despacho de abogados. Era mi sueño, Bella... De momento mi contrato no es la bomba, pero estoy seguro de que si me esfuerzo puedo ir poco a poco subiendo peldaños.

- Así que te veré con traje, ¿uh? - bromeé.

- Sí... me estoy reformando - rió -. Mañana mismo le voy a dar mi carta de renuncia a Sam - dijo mientras volvíamos a nuestra posición inicial; mi cabeza apoyada en su pecho y sus manos en mi desaparecida cintura -. ¿Te gusta el cambio?

- Me gusta porque sé que vas a ser feliz en tu nuevo trabajo... al fin y al cabo es lo que te gusta...

Me quedé tan dormida como una marmota. Cuando me desperté eran más de las doce de la mañana y Edward no estaba; seguramente habría quedado con Sam para darle su carta de renuncia. Me puse una bata para tapar mi cada vez más grande cuerpo y fui a la cocina. El café también estaba prohibido para mí por orden del doctor Edward Pesado Cullen, según él la cafeína podría hacer que el niño se alterara... Dios... así que me preparé un descafeinando con sacarina. Miré de reojo a las galletas dietéticas, casi retándolas con la mirada. Puaj, no. No me las comería hasta encontrar otras de las mismas características pero, a poder ser, que no pareciera cartón en mi boca.

Estaba terminando mi taza de pseudo café cuando llamaron a la puerta. Me sorprendí al ver quién era el que estaba al otro lado. Era Alec. El pobre parecía ser el eco de quien era; tenía el pelo revuelto, barba de un par de días y bajo sus vivarachos ojos azules crecían unas manchas oscuras. Ugh...

- Hola, gordita - me besó, me tocó ligeramente la tripa y pasó a casa mirando hacia todas direcciones -. ¿Está por aquí tu futuro marido? - rodé los ojos. Edward ya no era mi novio... automáticamente era mi futuro marido para todos.

- No, no está. ¿Yo no te sirvo? - bromeé -. Por cierto, tienes un aspecto horrible.

- Nena, no me digas esas cosas... Por si no te has dado cuenta estoy deprimido...

Animé a mi amigo a ir hasta el sofá. A juzgar por su cara él tenía mucho que contarme... Se pasó las manos por la cara y me miró.

- Supongo que sabes mi historia...

- Parte de ella... Emmett me comentó que te habías enamorado de una chica con novio...- mi amigo asintió.

- Así es...- suspiró -. No podía seguir con esa situación, así que le di la opción de elegir... o su novio o empezar algo conmigo...

- ¿Te ha contestado ya?

- Sí... me ha dicho que no va a arriesgar una relación de tres años por un revolcón - abrí los ojos mucho -. No me ha escogido a mi - dijo sonriendo.

- ¿Y por qué demonios sonríes? Supongo que yo estaría con el corazón destrozado...

- Por las palabras que me dijo tu...

Destinos Encontrados (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora