Capítulo 16 Noche Violenta

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CAPITULO 16 NOCHE VIOLENTA

Los días siguientes a ese suceso fueron muy extraños. Era sutil pero algo había cambiado entre Edward y yo, aunque apenas volvimos a cruzar palabra. Ahora sentía que el dolor no era sólo mío, ya no era unilateral; Edward no estaba como antes, parecía cansado, arrepentido y superado por los acontecimientos. Ya no caminaba yo sola con el dolor, ahora éramos los dos. No volvió a suplicarme el perdón, porque sabía que era inútil a estas alturas... a partir de ese momento lo comprendió todo. Y la actitud Emmett también cambió. Le veía que tenía ganas de hablarme, en varias veces le pillé haciendo el amago de decirme algo, pero simplemente le ignoraba, no me apetecía ni verle ni oírle, al menos por el momento. Yo no estaba en mi mejor época... Así que decidí volcarme de nuevo en el trabajo.

La fiesta de Alice y la publicidad extra hicieron que la afluencia de público fuera aún mayor, así que las noches era agotadoras y larguísimas. Justamente esa noche, después de hacer mi número, me encerré en el despacho de Sam a hacer números. El local había alcanzado su propio record en cuando a ganancias se refería. En la caja fuerte del despacho había una gran cantidad de dinero en metálico que debería de haber ingresado hacía días, pero con todo el jaleo se me había hecho imposible. Ahora mismo, sin ir más lejos, parecía la mesa de un mafioso, llena de billetes de los grandes.

Unos golpecitos en la puerta me distrajeron de mi tarea y me preparé para lo peor. Este despacho y este escritorio en concreto habían visto demasiadas cosas en muy pocos días gracias a mi poca delicadeza en cuanto a chicos. Primero usé a James para olvidar a Edward... y luego usé a Edward para que me olvidara... La puerta finalmente se abrió, entonces comprendí que no era peor... era lo siguiente.

— ¿Qué se te ofrece, Tanya? — dije con sorna.

La rubia llevaba una camiseta que pedía guerra a gritos enseñando sus prótesis de silicona como si fuera un escaparate andante. Ella se quedó en silencio mirando la mesa llena de billetes. Tuve que toser para atraer su atención.

— Eh... sí — me miró y me sonrió de manera falsa —. Los chicos de seguridad se están preguntando si bajarás con la gente...

— Diles que hoy no puedo hacerlo... tengo trabajo atrasado — dije secamente.

— Vale... eh... guau — dijo señalando la mesa —. ¡Qué de dinero! ¿No? ¿Vas a ingresarlo o lo vas a dejar aquí? — levanté una ceja ante la repentina curiosidad de Tanya.

— Voy a ingresarlo, aquí hay demasiada hiena suelta. Esto — señalé la mesa —, no duerme esta noche aquí — la miré dejando claro que no me fiaba ni un pelo de ella.

— Oh, claro — dijo con inocencia —. Me voy a trabajar — y me sonrió.

Rubia idiota y oxigenada... Estaba cansada de todo, así que empecé a recoger mis cosas para largarme a casa; no estaba de humor para seguir manejando los problemas del Forbidden, así que recogí el dinero, lo guardé en un lugar seguro y avisé a Jacob de que esta noche él sería el encargado de cerrar... sólo esperaba que al día siguiente no me encontrase el local en llamas por dejarlo en manos de los chicos.

Eran las tres de la mañana, más o menos, y esta vez había dejado el coche un poco más lejos de lo habitual. Era temporada alta, así que la zona estaba por completo atestada de coches y de gente, menos en el callejón apartado donde tenía que haber dejado el coche. Todo estaba muy solitario por esta parte... Me apresuré hacia mi coche... aunque no estaba sola. De pronto sentí una presencia a mis espaldas, me sentía observada. Ignoré a quien quiera que fuese deliberadamente, hasta que escuché un sonido metálico detrás de mí. Me giré muy despacio y vi a un hombre con una careta blanca, como si fuera el fantasma de la ópera. En otro momento me habría resultado hasta gracioso pero lo cierto era que el corazón se me contrajo de miedo cuando vi a ese hombre alto y fuerte.

Destinos Encontrados (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora