Capítulo 20 Consejos y Verdades

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CAPITULO 20 CONSEJOS Y VERDADES

Oír esas palabras de la boca de Bella dolía... me dolía demasiado. Ella no me necesitaba, ella no quería mi ayuda... no quería nada de mí. Mientras tanto yo de ella lo quería todo. Necesitaba estar a su lado, necesitaba que me hablara aunque fuera para mandarme a la mierda... Después de la salida de tono de Bella simplemente me dediqué a ver cómo los chicos sacaban y preparaban la comida que habían traído hacía un rato desde un rincón del salón siendo incapaz de entablar una conversación decente con alguno de los chicos. El desprecio de Bella no solo me había tocado, había hecho que mi maltrecho corazón se sumergiera hasta las profundidades de mi miseria...

Saqué mi paquete de tabaco y salí del salón hasta las escaleras de fuera; necesitaba estar a solas y recolocar mis pensamientos, despejar mi mente... Saqué un cigarro y lo encendí. No sé qué mierda tenía el tabaco que lograba relajarme... pero mi relajación duró poco, ya que Alec salió de la casa de Bella para sentarse en el rellano de la escalera a mi lado. Expulsé el humo de mi boca y le miré duramente.

— Necesito estar solo — espeté.

— Necesitas una mente nueva, capullo — me dijo de vuelta.

— ¿Qué demonios te pasa, Alec? No estoy en mi mejor momento que digamos...

— Cielos — murmuró —. Eres un pesado — alcé la ceja.

— ¿Perdón?

— Te he oído hablar con Bella mientras ella desayunaba — dijo mientras se miraba las uñas.

— ¿No se supone que estabas dormido?

— Y lo estaba, pero tu histeria me despertó — me miró mal —, así que decidí hacerme el dormido para seguir escuchando...

— Cotillo de mierda — murmuré.

— Lo reconozco — sonrió ampliamente —. Y sigo diciendo que eres muy pesado... deja a Bella que haga lo que quiera.

— Tiene una herida enorme en su cuerpo, necesita descansar... no puede ir a trabajar y...

— Bella es una chica grande — me cortó —. Y tienes razón, no está en condiciones de ir al trabajo y estar en local hasta las tantas de la noche, al menos durante los próximos días... pero déjala. La estás agobiando... ella está confundida por todo lo que está pasando y tu insistencia no la ayuda — suspiré.

— Supongo que tienes razón — dije mirándole a los ojos.

— Casi siempre pasa eso — tuve que sonreír. Reconozco que odié a Alec con todas mis fuerzas... pero tenía que reconocer que era un tío fantástico.

— Por alguna extraña razón... creo que me estás empezando a caer bien — soltó una risotada.

— Eso también suele pasar muy a menudo... soy un tío cojonudo...— negué con la cabeza mientras me llevaba el cigarro a los labios —. Ahora en serio, Edward... sé que detrás de toda la historia con Bella hay algo realmente oscuro...

— Lo hay — dije mirando hacia el suelo —. ¿No te ha contado nada?

— No, y yo la respeto — se encogió de hombros.

— Pues creo que deberías de saber lo que realmente pasó antes de que sigas haciendo de asesor del amor conmigo... Me acosté con ella por una apuesta que me propuso Emmett. Cien pavos si me acostaba con ella... y otros cien si enseñaba material fotográfico...el resto creo que lo sabes — asintió lentamente sin decir nada —. ¿Qué? ¿Vas a seguir dándome consejos para acercarme a Bella después de esto?

Se levantó de la escalera separándose de mí y se apoyó en la barandilla. Desde allí se empezaban a ver las luces de la ciudad sobre el atardecer. Alec se quedó un par de minutos callado, luego se giró y me miró.

Destinos Encontrados (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora