Capítulo 32 La Niña de mis Ojos

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CAPITULO 32 LA NIÑA DE MIS OJOS

Charlie estaba despierto... Bien. Eso sin duda era una muy buena noticia. Y la cara de Bella en estos momentos reflejaba toda la emoción del momento. Su padre, después de cinco años sin verla, quería hablar con ella. No me lo había dicho con palabras, pero esto era lo que había estado deseando desde que llegamos a Forks. Bella parpadeó rápidamente y miró a su madre.

— Quizás debería de entrar primero Renée y poner a Charlie un poco al corriente de las circunstancias. Puede que tu padre ni te reconozca con el cambio que has sufrido — le dijo mi padre. Bella asintió.

— Claro... claro... pasa tu primero, mamá.

Renée le dio un apretón cariñoso a su hija y se adentró por ese conocido pasillo. Bella y yo nos quedamos solos en la sala de espera. Bella aún seguía como en shock. La pasé un brazo por los hombros y la atraje hacia mi pecho. Sonreí cuando se recostó sobre mí.

— Quiere verme, Edward... después de tanto tiempo... quiere verme. Y no sé realmente cual va a ser su reacción. Me da miedo que se disguste en su estado...

— Tranquila...— besé el tope de su cabeza —. Ya verás como todo la a salir bien...

Siendo sinceros no sabía si eso iba a ser cierto. Renée me había dicho que mi padre le iba a retirar la sedación para ver el alcance de sus lesiones... es decir, que la situación de momento estaba estable. Pero no libre de empeorar. Me sentí un poquito mal al darle esperanzas sin saber.

Pasados diez minutos Renée salió de la sala de cuidados intensivos con lágrimas en los ojos. Dios, esta mujer me daba lástima por momentos, aunque no se la mereciera. Esta era una versión muy desmejorada de los recuerdos que tenía en mi mente cuando aún vivía en Forks; antes Renée había sido una mujer atractiva en su edad, rubia y con unos vivarachos ojos azules. Ahora parecía que había envejecido quince años en vez de cinco.

Bella se levantó y fue hasta donde estaba su madre. La cogió del brazo y la movió ligeramente.

— ¿Cómo está? — la madre de Bella sonrió a duras penas, pero no contestó la pregunta de su hija.

— Quiere verte... está muy contento de que estés aquí...

Bella se tapó la boca con las manos y sollozó. Joder, yo mismo me estaba emocionando, de hecho, mi padre me dio un par de golpecitos afectuosos en la espalda. Bella me miró antes de pasar por la puerta de la UCI. La sonreí para darle ánimos. Me quedé mirando la maldita puerta como si fuera un idiota... Desvié la mirada por la sala de espera; Renée estaba con la cabeza entre las manos, sumida en su propio mundo. Miré a mi padre.

— Dime la verdad... Charlie está mal...— asintió con gravedad.

— Sí... El pulmón derecho satura mal y del izquierdo mejor ni hablemos...— suspiró —. Como siga así voy a tener que volver a intubarle de nuevo...— fruncí los labios —. Está muy grave, Edward... y lo peor de todo es que no puedo hacer nada para aliviarle...

— ¿Lo sabe Renée?

— Sí, por supuesto...— fruncí el ceño.

— ¿Y no se lo vais a decir a Bella?

— Bella no es tonta, hijo... en cuanto vea a su padre va a ver la realidad con sus propios ojos...— suspiró —. Parece que la proteges demasiado...— miré a mi padre sin entender.

— No quiero que le pase nada malo, simplemente — mi padre sonrió.

— Ya... Esta mañana he pasado por tu habitación antes de venir... y no estabas. No hace falta ser muy listo para saber dónde has pasado la noche...— oh, joder...

Destinos Encontrados (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora