Especial - "Once Upon a Time."

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Había una vez en un lugar muy lejano, un príncipe vanidoso, egocéntrico y egoísta. Desde niño fue despreciado por la servidumbre del reino debido a su actitud grosera y caprichosa.
Este joven pronto se convertiría en el Rey de Frágattha y esclavizaría a todos los seres mágicos a trabajos forzados: a los enanos les dejaría la pesca, a gigantes la defensa, a ogros la caza, las hadas serían las encargadas de recolectar frutos rojos y los duendes estarían día y noche sacando oro de la mina llamada "La boca del lobo." Tenía todo preparado, solo faltaba esperar a que llegara la coronación, pero para eso tendría que casarse. Muchas mujeres ilusionadas llegaron a visitar al príncipe Park Jimin y muchas pasaron frente a sus ojos, sin embargo ninguna le llamó la atención: -"¡Solo son féminas interesadas en mi fortuna!."- decía el monarca.
Una tarde dando un paseo por el pueblo distinguió a un chico vestido de arapos sucios, delgado y destartalado, pero de una belleza extraordinaria. De inmediato llamó la atención del príncipe y exigió saber su nombre. Ordenó a uno de sus guardaespaldas a hablar con él mientras Jimin se escondía en un callejón.

-Se llama JungKook su majestad. Es hijo de los Jeon, su madre es costurera y su hermano mayor herrero. Su padre murió de neumonía hace algunos años. Viven en la miseria desde entonces, no les alcanza para sobrevivir y por eso está acá, para conseguir trabajo.

-Tráelo al reino.- dictaminó Jimin.

-P-pero mi señor...tan solo es un plebeyo.- repuso el guardia.

-Plebeyo o no lo traerás. Nadie pidió tu opinión. Estás a mi servicio y debes obedecer mis órdenes. Si lo digo se hace y punto, sin objeciones.

-Y así será joven príncipe.- luego de hacer una reverencia se retiró y fue en busca de aquel chico.
Al anochecer Jimin esperaba con ansias el sonar de las trompetas anunciando la llegada de una persona, cuando las escuchó corrió y bajó las escaleras a la velocidad de la luz. Acelerado fue a recibirlo en el gran salón, el chico de cabellos castaños y hermosos ojos asombrado miraba la gran edificación.

-Bienvenido a mi castillo.- dijo un sonriente Jimin.

-Umh...hola.- respondió tímido el plebeyo.

El príncipe chasqueó los dedos y llegaron dos hombres.

-Bañarlo y vestirlo con las mejores ropas. Asignarle una recámara y lo quiero listo para la cena.

-Sí señor.- se retiraron llevándose con ellos a un confundido JungKook.

Llegó la hora de la cena y el príncipe se estaba impacientando. El pequeño entró y tomó asiento al otro extremo de la gran mesa. Iba con una camisa color crema arreglada bajo los pantalones marrones y suelta para arriba, el cuello lo llevaba descubierto con los únicos dos botones desabrochados. Estaba peinado con su blanquecino y saludable rostro despejado, y su colonia su esparció por todo el comedor, llegando a deleitar las fosas nasales de Jimin.

-¿Cómo te sientes?

-Limpio.

-Escuché que tu familia está pasando por problemas económicos.

-Pues sí, estos años se han vuelto difíciles.

-Ya veo...te propongo un trato.- el chico alzó una ceja.- sé mi sirviente personal y prooveré a tu familia.

-¿De qué? y ¿por cuánto tiempo?

-De comida, ropa, ya sabes, lo básico. Y respecto al tiempo será el tiempo que tú quieras.

-¿Por qué me quieres ayudar?

-Porque creo que eres especial.- el menor al escuchar esto se ruborizó y bajó la mirada.- ¿Aceptas?.

-A-acepto.- y se tragó su sopa.

Y así el trato quedó cerrado, el menor se mudó al gran castillo para cumplir con su trabajo que consistía en hacer realidad cada uno de los caprichos de Jimin. La verdad es que pensó que sería más complicado pero era fácil y prontó se encariñó y se hizo gran amigo de su mayor. Era extraño, cada vez que lo veía sonreír quedaba embobado, le gustaban esos hermosos y pequeños ojos. No sabía qué pasaba por su mente cuando de vez en cuando su vista se desviaba hacia esos gruesos labios y su corazón golpeteaba con fuerza.
Por otro lado el joven príncipe se sentía de igual manera, aquel hermoso plebeyo lo cambió radicalmente, a tal punto que ya ni la servidumbre lo aborrecía, ahora lo amaban.
La familia Jeon se encontraba estable, ya no les faltaba nada y todo gracias a su hijo y, claro está, al príncipe también.
Una noche Jimin tuvo una pesadilla y llamó a JungKook para que le hiciera compañía mientras volvía a dormir. El joven no tardó en entrar en la gran habitación en pijamas, se acostó a un lado de la enorme cama y con sus dedos tocó las suaves sábanas de seda. Jimin se acercó un poco más y JungKook giró su cuerpo para que así ambos quedaran frente a frente, hablaron un rato y luego un agradable silencio invadió la habitación dejando oír los ruidos de la noche. Conectaron miradas durante todo el tiempo que duró aquel momento tácito. Jimin se acercó un poco más, el pequeño no se quedó atrás y también acortó distancia, sus miradas se desviaban hacia los labios de los contrarios. Jimin posó su mano en la cadera de JungKook y este acarició con delicadeza su mejilla. Cada vez quedaba menos distancia hasta que unieron sus labios en un inexperto beso. El ritmo era lento y las sutiles sonrisas se asomaban de por medio. Se separaron y con las mejillas sonrosadas se confesaron, ya era bastante obvio pero lo vieron necesario.
Volvieron a unir sus labios pero esta vez en un movimiento más apasionado junto con la danza de sus lenguas. JungKook se subió arriba del joven príncipe, un atrevimiento que pasó por alto. Sus manos recorrían la piel de su majestad por debajo de su fino pijama, hasta que ya vio que las prendas eran innecesarias. Ambos se despojaron de todo lo que estorbaba entre besos, caricias y más besos, pudiendo así sentirse más cerca.
La virilidad de los dos chicos  se encontraba excitada y suplicaba atención. Jugaron un rato antes del acto principal hasta que ya no lograron resistirse y Jimin poseyó a su hermoso sirviente.
Jadeos y gemidos se callaron entre las cuatro paredes, y la cama emitía sonido sordos inaudibles para los guardias que vigilaban la puerta de la habitación del joven príncipe.
Acabaron luego de un largo rato terminando agotados, cayendo rendidos, agitados, sudados y con la respiración irregular. Luego de más besos el sueño les ganó y abrazados durmieron.
A la mañana siguiente el Rey fue a despertar a su hijo, llevándose la sorpresa. Explotó y a gritos los despertó. Desertó a su hijo del trono y luego de golpez e insultos lo exilió del reino junto a su "porquería" de servicio como lo llamó él a su pequeño.
Sin nada más se dirigieron lejos de Frágattha a comenzar una nueva vida. El príncipe se convirtió en una persona amable y humilde, el amor lo cambió y siempre estaría agradecido por ello...él amaba a su plebeyo.

FIN

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Actualicé! XDD lo siento ;-;
Antes que todo aclaró que el jodido colegio me tenía asfixiada, eso sumándole problemas personales. Ahora me encuentro libre pues mi colegio nos dio una semana de vacaciones debido a las fiestas patrias ;u; (semana dicieochera, fondas, terremotos, cuecas y weás XD) La que es chilena me cacha ;)

Esto es relleno que terminó siendo un especial (me acordé de Ratatouille jsjka). Espero les haya gustado porque me costó bastante hacerlo, me tomó 3 días terminarlo :c Creo que es el  capítulo más largo que he escrito, aunque no sea capítulo realmente pero buee...
Ksmsks Nos leemos pronto (espero e_e). Los(as) quiero y cuídense mucho.

-KM-

"Destino Entrelazado." (JiKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora