+IMPORTANTE LEER NOTA FINAL.
No todas las pesadillas se viven durmiendo.
Dicen que los sueños se hacen realidad, pero no te dicen que las pesadillas también son sueños.
En el momento que me acomodaba en mi lugar para seguir descansando sentí como una mano se posaba en mi hombro izquierdo y me sacudía de forma brusca, provocando que me acobijara más en mis piernas sin querer enfrentarme a la realidad.
Unos fuertes brazos comenzaron a ejercer presión sobre mi cuerpo, arrastrándome duramente contra el asfalto de la carretera en la que nos encontrábamos estacionados.
De repente, sentí sus manos en mi cuero cabelludo sosteniendo con él un gran mechón de cabello y arrastrándome duramente sobre el asfalto de la carretera hasta llegar a la acera que comunicaba con la casa.
—¡¿Tengo que estar todo el día malditamente arrastrándote por todos lados?! —me preguntó.
Grité a mi pesar y volteé mi cuerpo para que mi trasero estuviera en el puesto de mis rodillas, y disminuyera el dolor de estas dónde era visible la sangre que empezaba a emanar de mi pierna.
Justin gruñó de desesperación y me levantó sujetando mi cabello en un puño, intenté estabilizarme por mi cuenta. Observé como Cody pasó caminando con una Lucy inconsciente, sobre su hombro.
—Lucy. —susurré, sintiendo la reacción de mis piernas al dar el primer paso hacia ellos.
Mis piernas empezaron a temblar y en cuanto sentí como una patada fue dirigida a una de mis piernas me desestabilicé cayendo sobre la acera, contuve la respiración al sentir el duro golpe que recibí sobre el estómago.
—¿Te tropezaste? —me preguntó, soltando una carcajada.
—No, cada uno camina como quiere. —comenté, gimiendo de dolor.
Nuestras miradas se tropezaron en el camino, sentí un escalofrío por todo el cuerpo y comencé a sentirme inferior.
—Levanta. —exigió.
—No puedo. —negué con la cabeza, sintiendo la reacción de mi cuerpo.
—¿Alguien a pedido tu opinión?... —preguntó. —...¡levántate!
—¡Te he dicho que no puedo! —grité de vuelta, sollozando.
¿Alguna vez empezaste a llorar por una razón y terminaste llorando por todas las cosas que estaban yendo mal en tu vida?
Justin suspiró al mismo tiempo que me agarraba de la cintura para llevarme sobre su hombro derecho, gemí al momento que este impactó contra mi afligido estómago y empezó a emprender la marcha a la casa.
En el umbral de la puerta habían dos personas, y sus ceños se fruncieron al observarnos.
—¿Por qué traéis a dos chicas aquí? —preguntó uno de ellos.
—No es de tu incumbencia... —contestó, impasible. —...hablaremos de ello más tarde.
Justin subió los peldaños de escalera hasta llegar a la segunda planta de la casa, siguiendo los pasos de Cody y lo perdí de vista al escuchar una puerta siendo abierta y ser tirada a la superficie del suelo duramente, reprimiendo las ganas de gemir de dolor.
—Olvídate del rescate, te quedas conmigo... —declaró antes de cerrar la puerta con llave, y dejarme sola en la oscuridad de aquella habitación.