016: Todo el mundo se da cuenta del monstruo que soy.

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El miedo es el camino al lado oscuro.  

Todo el mundo es una luna, y tiene un lado oscuro que nunca muestra a nadie.  

El resplandor de la luna iluminaba mi rostro durante todo el trayecto, mi cabeza golpeaba levemente contra el vidrio del vehículo que nos había recogido en el puerto. Los ojos comenzaban a decaer con el paso de los segundos, hasta que sentí que finalmente permanecieron cerrados durante un periodo de tiempo.

¿Qué hacemos con ella? —susurraron entre ellos.

No lograba abrir mis ojos por completo a causa de sentir mis parpados pesados, unas manos sujetaron mi cuerpo para elevarlo y caminar conmigo a donde quiera que sea.

Logré elevar mis brazos entrelazando mis manos tras la nuca de la persona que me estaba sosteniendo, suspiré silenciosamente al apreciar su esencia y sonreí inconscientemente al averiguar de quién se trataba.

Justin me depositó sobre la cama cuidadosamente antes de cubrirme con la frazada de esta, él hizo ademán de irse por la puerta y sin pensar en las consecuencias agarré una de sus manos impidiendo su huida, pude apreciar la tensión que emanaba de su cuerpo al unir nuestras manos.

¿Quieres que me quede? —preguntó, anticipándose.

Asentí con la cabeza sin articular palabra alguna, observé como se deshacía de la parte superior e inferior de su vestimenta y se posicionaba a un lado de la cama, arropándose.

¿Puedo hacerte una pregunta? —pregunté, al mismo tiempo que la oscuridad nos envolvió.

¿Es necesario? —preguntó, soltando un sonoro suspiro.

¿Cuando empezaste a adentrarte en este mundo? —pregunté, en un susurro.

Presté atención a su suspiro de molestia pero su cuerpo se incorporó apoyando su espalda en la pared y la luz volvió a aparecer deslumbrando nuestros ojos.

Tenía dieciséis años cuando empecé a adentrarme en este mundo... —susurró. —...partí de un puesto inferior que solucionó mi vida y la de mi familia. Sabía que corría el riesgo de que un día me hallaran muerto en cualquier lugar de la ciudad, pero en esos momentos no era total consciente de que mi vida cambiaría a peor después de eso. Era un niño dispuesto a comerme el mundo bajo mis pies.

¿De qué se trataba el puesto? —cuestioné.

Mi trabajo consistía en la seguridad en un club nocturno ilegal y mi vida se tornó repleta de oscuridad cuando un día...

...El sonido de los coches pasar llenaban el silencio de la noche, incluyendo el sonido de las personas ebrias que deambulaban frente al club, con botellas en mano. Un grupo de hombres caminaron en dirección al club del cual patrullaba y me crucé de brazos al reconocer al cabecilla del grupo.

—Lo siento... —negué con la cabeza. —...pero no puedo dejarte pasar.

El cabecilla miró a sus socios y mostró una sonrisa en su rostro, antes de objetar.

—Tranquilo, soy amigo de Bruce. —se encogió de hombros.

—¿Amigo de Bruce?... —pregunté. —...bueno, sigo sin poder dejarte pasar.

—¿Y tú quién diablos eres? —preguntó, provocando.

—El que trabaja aquí... —respondí. —...no lo recordarás pero estuviste aquí el viernes pasado con unos amigos a eso de las cuatro de la mañana y te subiste a la barra para mear sobre ella, lo que aquí no se permite. Pero si vas al bar de enfrente igual te dejan mear sobre la barra.

shadow boys ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora