022: Él es mi propio infierno pero vale la pena quemarse.

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Todos tenemos fantasmas guardianes que nos observan desde el infierno.

Vivimos solos, morimos solos. Todo lo demás es una ilusión.

En el momento que desperté lo único que podían ver mis ojos era repleta oscuridad y gracias al material que ejercía presión alrededor de mis muñecas sentía que empezaban a tornarse de un color escarlata, sabía que si seguía combatiendo contra ello se tornaría de un color violáceo que para nada me gustaría tener.

El temor creció en mi interior al sentir a lo lejos como forzaban la cerradura de la puerta y una luz intensa que apareció tras de ella provocó que entrecerrara los ojos por la intensidad, el sujeto que abrió la puerta se aproximó hasta donde me encontraba en pequeñas e decididas zancadas.

Aquel sujeto oprimió el interruptor provocando que frunciera el ceño ante el evidente orden y la forma íntegra que se encontraba la habitación donde me encontraba junto al individuo que apareció frente a mí, levanté la vista para encontrarme con la persona que se había encargado personalmente de alejarme de los brazos de Justin.

¿Cómo se encuentra la bella durmiente de vocabulario soez? —preguntó, arrodillándose.

Creo que estoy empezando a aceptar lo que me dicen las voces de mi cabeza. —susurré.

¿Y qué se supone que dicen las voces de tu cabeza? —sonrió maquiavélico.

¿Eres así de idiota todo el tiempo? —cuestioné.

Se mantuvo estático en todo momento sin desviar su mirada de la mía, pero toda la tranquilidad se volvió en histeria en cuanto su mano atrapó mi cabellera y tiró de ella provocando que mis muñecas se rasgaran contra las cuerdas rígidas que aprisionaban mis manos.

Eres una pequeña perra. —escupió sobre mi rostro.

Jadeé ante el empujón que sufrió mi cuerpo contra la superficie del suelo provocando que mi cabeza golpeara contra esta, sentí el duro golpe contra el costado por la patada que me había propinado segundos después.

Querido Dios, siento mucho lo que sea que haya hecho pero, sinceramente, ¿tan malo es lo que haya hecho en esta vida, como para hacerme sufrir de esta manera?

Él me observaba en todo momento con cada movimiento que hacía o dejaba de hacer y paseó su cuerpo por la habitación golpeteando la punta de sus zapatos contra el suelo.

Parece ser que tu noviecito no le importas lo suficiente... —observó el reloj que obsequiaba sujeto a su muñeca. —...pensé que era más listo, porque es bastante imbécil para dejar a esta bella dama bajo las manos del mismísimo Belcebú.

Hice una mueca de disgusto al sentir sus dedos toqueteando la parte inferior de mi rostro.

Aunque pensándolo mejor, no soy tan pérfido... —carcajeó. —...la sombra es mucho peor y como sigas a su lado, te quemarás en el infierno.

Él es mi propio infierno pero vale la pena quemarse.

Maldita perra... —negó con la cabeza. —...no me digas que te has enamorado de él.

Me encogí de hombros sin articular palabra alguna, fijando mi mirada en otro punto de la habitación.

Maldita sea, te has encaprichado de ese capullo... —carcajeó. —...permíteme hacerte saber que no eres la primera, ni vas a ser la última y acabarás bajo tierra como todas las demás.

¿Cómo sabes eso? —tragué saliva.

La pregunta es, ¿quién no sabe de eso?... —cuestionó. —...es un pequeño capullo que no sabe como cuidar lo que es suyo, no eres la primera chica que a sido raptada por la sombra y acaba enamorándose de ese imbécil.

Unos pequeños golpes en la puerta interrumpieron nuestra conversación por lo que él clavó su dedo índice sobre su boca, indicando que guarde silencio o tendría consecuencias. Caminó hasta posicionarse frente a la puerta y la abrió con cautela observando a la persona que estaba tras ella, recibió un empujón del otro lado de la puerta provocando que este se precipitara de espaldas contra la superficie del suelo.

Suspiré al observar como Justin entraba despreocupado en la habitación, no espero que el sujeto que se encontraba en el suelo se volviera a levantar en contra de su persona, por lo que le propinó un puñetazo bajo el mentón dejando inconsciente al oponente.

Sonreí al observar como se aproximaba rápidamente hacía donde me encontraba, logró deshacer el nudo de las cuerdas y sonreí interiormente sintiendo como liberaba la presión contra mis muñecas. Sostuvo uno de mis brazos logrando levantar mi cuerpo en un raudo de tiempo, caminamos en grandes zancadas hasta la puerta de entrada y salida pero impacté mi cuerpo contra la espalda de Justin en cuanto frenó sus pasos a pequeños pasos de la puerta.

Es un placer volver a verte, Bieber. —una voz femenina se escuchó.

No puedo decir lo mismo. —hizo una mueca.

Me he tomado la libertad de entorpecer por aquí. —murmuró, sonriente.

Justin empujó mi cuerpo hasta caer sobre la cama en cuanto observó como ella se abalanzaba en contra de él golpeando su estómago, cayó de rodillas por el impacto y ella aprovechó la oportunidad para colocar su brazo debajo de su cuello, para asfixiarlo. Justin logró levantarse con ella subida a su espalda, esta se sujetó de forma ágil sobre su cuerpo cruzando sus piernas y brazos alrededor del cuerpo de él.

Trataba de deshacerse de ella golpeándola contra las paredes de la habitación provocando que muchos de los cuadros y cristaleras que proporcionaba la habitación quedaron quebradas sobre la superficie del suelo, ambos se iban aproximando hasta donde me encontraba expectante y logré lanzarme contra el suelo antes de que ella me golpeara con cualquier extremidad de su anatomía.

Logró sostener uno de los brazos de la chica y lo retorció para que ella perdiera la fuerza que ejercía en contra de él, por lo que en el momento de debilidad aprovechó para voltearla y sujetarla contra la cama, con una sola mano sostuvo ambas manos y las amarró contra el poste de la cama con las cuerdas que anteriormente me retenían.

Ella trató de deshacerse de ellas, logrando mover la cama por la fuerza que ejercía, pero fueron movimiento en vano. Antes de que ambos sujetos hicieran algo inesperado, Justin sujetó uno de mis brazos tirando de mi cuerpo para llegar a la puerta, pero esta vez fui yo quién frenó los pasos deshaciéndome del agarre de Justin.

Alguien estaba sujetando mi pierna provocando que no pudiera hacer ningún paso más, por lo que volteé mi cuerpo y al darme cuenta de quién se trataba, el odio creció en mi interior. En el momento que su cuerpo se irguió, logré golpear su rostro provocando que su cuerpo volviera a la misma posición de antes.

Jadeé ante lo ocurrido, por lo que Justin tuvo que sostener mi cuerpo suspendiéndolo de la superficie del suelo y llevándome lejos de allí, en cuanto nos adentramos en el ascensor y mis pies tocaron el suelo, unos labios fueron presionados contra los míos con efusividad.

El amor es conocer el cielo y el infierno con esa persona; saber que nada es fácil, luchar por su felicidad aunque existan problemas, y aún así, no dejarla ir nunca.

shadow boys ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora