Me solté de ti con facilidad, y deseé liberarme de mis sentimientos de la misma manera.
—Estoy bien —te repetí y tú, que nunca llegaste a conocerme realmente, me creíste.
Acariciaste mi mejilla.
Tu caricia fue el fuego que tocó a mis sentimientos dinamita. Y estalló, Caleb, la ira que nunca había sentido... estalló en mi pecho.
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Un café para olvidar
Короткий рассказLyla sabía que un café no sanaría su corazón. No le devolvería el tiempo, ni las sonrisas. No purgaría sus lágrimas. No enmendaría sus sueños rotos. Pero, al menos, le concedería eso a Caleb. Sería la última cosa que haría por él. Le daría un café...