Le di un sorbo a mi café, el último antes de olvidarte, bajo tu atenta mirada. Si me hubieses mirado un segundo más de esa manera, como si yo fuera tu mundo, habría flaqueado.
Habría decidido fingirme ciega y vivir de tus embustes.
Pero nadie se quería tan poco a sí misma como para caer tan bajo. Ni siquiera yo, Caleb, que acepté con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos las cuatro veces que aplazaste nuestra boda.
ESTÁS LEYENDO
Un café para olvidar
Short StoryLyla sabía que un café no sanaría su corazón. No le devolvería el tiempo, ni las sonrisas. No purgaría sus lágrimas. No enmendaría sus sueños rotos. Pero, al menos, le concedería eso a Caleb. Sería la última cosa que haría por él. Le daría un café...