Me estaba rompiendo frente a tus narices y no te dabas cuenta. Deseé que me miraras, que verdaderamente lo hicieras, y que la realidad fuera solo una pesadilla.
Pero la pesadilla era una realidad.
Besaste mi mejilla y me helé.
Tus labios fueron la muerte.
Mi corazón, un suspiro maltrecho.
Y esa taza de café... el inicio del olvido.
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Un café para olvidar
Короткий рассказLyla sabía que un café no sanaría su corazón. No le devolvería el tiempo, ni las sonrisas. No purgaría sus lágrimas. No enmendaría sus sueños rotos. Pero, al menos, le concedería eso a Caleb. Sería la última cosa que haría por él. Le daría un café...