XXX

11.7K 1.7K 79
                                        

Respiré profundo, tamborileando sobre la mesa con los dedos para canalizar mi impaciencia, e hice una mueca antes de mi siguiente confesión.

—Es que hasta hace unos días, Caleb, todavía pensaba que era verdad que ustedes eran solamente amigos...

En voz alta, me sentía idiota un poco más.

En voz alta, la verdad dolía mucho más.

Y en voz alta, te odiaba un poco más. 


Un café para olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora