Respiré profundo, tamborileando sobre la mesa con los dedos para canalizar mi impaciencia, e hice una mueca antes de mi siguiente confesión.
—Es que hasta hace unos días, Caleb, todavía pensaba que era verdad que ustedes eran solamente amigos...
En voz alta, me sentía idiota un poco más.
En voz alta, la verdad dolía mucho más.
Y en voz alta, te odiaba un poco más.

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Un café para olvidar
Cerita PendekLyla sabía que un café no sanaría su corazón. No le devolvería el tiempo, ni las sonrisas. No purgaría sus lágrimas. No enmendaría sus sueños rotos. Pero, al menos, le concedería eso a Caleb. Sería la última cosa que haría por él. Le daría un café...