Parte XXXI

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La tarea de Nico era sencilla, para un dios, sin embargo para él representaba un esfuerzo diario que constaba de ir a cada uno de los lugares que había arruinado y sembrar una semilla especial que Deméter le había dado en saco, cada que terminaba aparecía el nombre de otro lugar en una lista que también le había entregado la diosa y en el saquito había otra semilla. Pasaron tres años y Nico ya había ido a gran parte de los lugares que aparecían en el papel, a pesar de poder hacer los viajes en las sombras Nico había preferido hacerlo de manera normal, así que los viajes se hacían más lentos, aunque eso no le importaba al hijo de Hades, sentir el Sol sobre su piel y disfrutar de los paisajes se había vuelto algo que disfrutaba demasiado, aunque siempre pensaba en el departamento en donde vivió con la familia de Percy, en ese tiempo no se puso en contacto con los semidioses, pero pensaba en ellos todos los días.

-Por más que retrases el momento, tendrás que terminar algún día- Nico volteó a ver quién le hablaba y se encontró con Apolo quien se sentó junto a él a ver el amanecer en la cima de una pequeña montaña, todo el lugar era increíble, después de sembrar la semilla, los árboles comenzaron a crecer y cubrieron todo el lugar de un color verde.

-¿No tendrías que estar allá arriba?- Nico recordó el momento en que el mismo dios lo llevó junto con Bianca al campamento

-Decidí tomarme un descanso- los dos se quedaron en silencio un momento- tus amigos te extrañan.

-Casi mueren por mi culpa, no creo que me extrañen- Nico trató de mantener su voz firme- además ha pasado mucho tiempo, nadie me espera.

-Eres un caso extraño Di Angelo, por una parte te comportas como un héroe al aceptar esta tarea, pero por otra sigues comportándote con miedo.

-No tengo miedo

-Claro que sí, temes el rechazo de los demás y alejas a las personas- el dios se puso de pie- pero no podrás escapar por siempre, todo tiene su tiempo y más te vale no perderlo más castigándote de esta manera.

Nico se quedó pensando en lo que dijo el dios y decidió terminar con los últimos tres lugares, después de tres años realizó su primer viaje en las sombras hasta Nueva York. Apareció en Central Park y sonrió al ver el lugar, se quedó un rato disfrutando del olor a pasto y cuando estaba a punto de anochecer decidió ir al departamento rezando porque nadie de ahí le tuviera rencor.

Al estar parado frente a la puerta desató en él un miedo que por poco lo hace dar la vuelta e irse pero quería al menos verlos una vez más. Tocó el timbre y espero deseando que todo saliera bien, respiró profundo y se quedó de piedra al ver a Sally abriendo la puerta, estaba embarazada y al ver a Nico se acercó a abrazarlo.

-¡Nico! Ha pasado tanto tiempo, pasa- una vez en el departamento se dio cuenta que había unos cambios en la decoración y las fotos, Percy y Annabeth se veían diferentes, Sally volvió a abrazarlo y Nico se sintió agradecido- te hemos extrañado muchísimo. Ven, llegas a tiempo para la cena.

La comida de Sally era increíble, y Nico se encontró atacando su tercer plato cuando llegaron Paul y Percy, ambos parecía que habían corrido.

-¡Nico!- gritaron al mismo tiempo, él se puso de pie un tanto avergonzado

-Hey

Percy fue el primero en acercarse y le dio un puñetazo amistoso en el hombro.

-¡TRES AÑOS DI ANGELO SIN SABER DE TI Y ¿LO PRIMERO QUE DICES AL LLEGAR ES: HEY?!- Nico se quedó callado y Percy lo jaló para abrazarlo- te extrañé, eres un tonto por no haber mandado mensajes o algo.

-Lo siento

-Pero ya está aquí- Sally sonreía desde su lugar- ahora estamos todos, como antes.

El ascenso y caída de Nico di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora