Parte XVI

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Nico recorría las calles de una ciudad, iba en el carruaje, solo tenía un pensamiento en mente: venganza; podía sentir el miedo de los mortales que estaban en la ciudad, ellos podrían no verlo, pero sentían su presencia que absorbía la esperanza del lugar, pronto todo aquello que les importaba dejaba de hacerlo y eso a Nico no le importaba, al contrario, quería que todos se sintieran como él.

“Esto no puede ser, yo no soy así”, pensó Nico, por lo que al verse las manos descubrió que eran las suyas, y que había dos Nico en el carruaje, junto a él estaba una versión más adulta de él, con una armadura negra y un casco en forma de cráneo, su espada seguía en el lugar en donde la solía acomodar, pero hacía tiempo que no la usaba, pero había algo diferente, no estaba el anillo que su padre le había dado.

-Es interesante lo que el Rey de los Fantasmas puede hacer- esa voz era de Hades, de pronto la escena fue más lento, y la figura de su padre flotaba junto al carro.

-No entiendo, ¿por qué estoy haciendo esto?

-Acompáñame hijo                                        

Nico quería una explicación, así que siguió a su padre dejando a su otra versión continuar con su recorrido. Caminaron juntos por un sendero que les permitió ver a ambos el resultado de la visita, subieron una pequeña elevación que tenía algunas flores muertas en el camino.

-Hijo, las cosas no te serán fáciles, al igual que a mis otros hijos, cuando llegue el momento de tu prueba, ¿serás el héroe o el villano?- Hades al fin habló y su voz sonaba diferente, sonaba cansada.

-Estoy tratando de ser el ejemplo de que el linaje de Hades puede ser algo diferente a lo que se ha visto, quiero ser alguien reconocido por sus logros, no entiendo cómo es que esa cosa que se parece a mí existe… Padre, por favor dime que no me voy a convertir en eso.

-Las decisiones que hacen los mortales son cosa de ellos, nosotros los dioses no podemos interceder, siempre recuerda lo que Hermes tuvo que soportar todos los años que Luke vivió, ahora es nuestro turno.

Frente a ellos pasaba un desfile, al principio Nico creyó que era un poco extraño ese desfile en la ciudad que acababa de ser visitada por el otro Nico ya que el ambiente había perdido vitalidad, pero cuando comenzó a prestarle atención a los participantes del desfile se dio cuenta que vestían ropas negras y usaban mascaras de calaveras, otros pocos eran figuras que se mezclaban y que parecían seres que había visto rondar en el Tártaro, sus ojos eran completamente negros y tenían colmillos gigantes, unos parecían monos y otros unos pequeños osos con manos humanas.

Nico apartó la mirada y buscó a su padre, pero él ya no estaba, aunque no quería le desfile seguía frente a él, parecía interminable, cuando trató de ver de dónde venía se dio cuenta que las personas de la ciudad salían de sus casas cambiados y se unían al desfile negro. No supo por qué pero comenzó a bajar de donde estaba para seguir al desfile, después de lo que sintió unos minutos el desfile comenzó a entrar a una cueva, Nico sin pensarlo mucho siguió avanzando hasta que se dio cuenta que el camino se dirigía al Tártaro. Cuando intentó volver la entrada ya no estaba y el desfile avanzaba a lo que recordaba como el corazón de ese lugar, escalofríos recorrieron su cuerpo sin entender nada de lo que estaba pasando, de pronto, el desfile se desvaneció y una neblina comenzó a llenar el lugar, Nico sabía que eso significaba que algo había despertado y que sabía que él estaba ahí, así que comenzó a caminar hacia lo que creía era la ruta que se dirigía al reino de su padre. Sin embargo el camino no lo llevó a donde quería, pasaba el tiempo y Nico comenzaba a sentir sed, y no había nada de agua, y el hambre comenzaba a hacer de las suyas.

“No puede ser, no puedo haber vuelto aquí, mi padre no lo permitiría”, Nico comenzó a correr cuando vio una luz a lo lejos, tal vez estaba llegando a su destino, pero por más que corría nunca podía alcanzarla.

-¡No!

-Nico, despierta… ¡Auch, deja de pegarme!-la voz de Jason hizo que Nico reaccionara y abriera los ojos. Cuando se dio cuenta que estaba en el cuarto y que Jason lo estaba inmovilizando se comenzó a calmar, entonces su amigo lo soltó y Percy bajó de la litera para ver qué pasaba.

Nico estaba sudando y la playera que usaba para dormir estaba pegada a su cuerpo, Percy y Jason estaban mirándolo asustados, nadie decía nada, así que se escuchaban los ruidos de la calle en la habitación.

-Yo… lo siento, no quería…

-¿Golpearme mientras dormía? Porque eso fue lo que hiciste Nick, casi me caigo de la cama, pero me asusté cuando no despertabas y seguías murmurando cosas mientras te movías como poseído.

-Nunca habías tenido pesadillas así Nico, de hecho hace un tiempo para acá he notado que te mueves un poco entre sueños, normalmente entrabas como en coma, para ser un mestizo duermes muy bien- al parecer Percy era un compañero de cuarto muy juzgón.

-Viajar en las sombras me cansa mucho, creo que eso impide que tenga pesadillas, últimamente no lo he hecho como antes… Tal vez debería viajar más a menudo para evitar estas situaciones.

-Suenas tan elegante cuando hablas así- Nico miró a Percy, sin entender a qué se refería

-Deja a Nick y su elegante forma de hablar- Jason paso de sonar divertido a serio cuando siguió hablando- ¿qué soñaste Nick?

Nico bajó la mirada, sus manos descansaban sobre sus piernas, el anillo de su padre de pronto parecía más pesado que de costumbre.

-Soñé que estaba con mi padre, me llevó a una ciudad a ver un desfile negro… No entendí como llegué al Tártaro después de eso, me… me dio miedo estar de nuevo ahí- al menos cierta parte era cierto, lo que Nico había aprendido de Minos cuando este era su consejero es que una mentira es buena cuando tú la crees, y esta era en parte cierta, así que decir esas palabras sonaba normal.

-Nick, no me imagino lo horrible que es ese lugar- Jason lo abrazó sin que Nico pudiera hacer nada, él siempre invadiendo el espacio personal.

Percy se quedó callado mientras miraba a los dos que estaban abrazados, Nico pidió en silencio que él le creyera, pero los ojos del hijo de Poseidón parecían reacios a creer que era todo lo que pasaba por la cabeza de Nico.

-Creo que ya estoy mejor, después de todo fue un sueño- Nico jugó la carta que tenía a la mano: fingir que no era gran cosa.

-Nico, no sólo fue un sueño, lo sabes, tenemos que pensar que significa eso de estar en el Tártaro.

-Percy, déjalo en paz, hablaremos de eso más tarde- soltó a Nico que lo miraba agradecido- ven, prepararé waffles.

Nico siguió a Jason a la cocina y después de unos segundos Percy los siguió, comieron más callados que de costumbre, aunque Nico trató de seguir con la conversación que Jason intentaba mantener sin mucho éxito, estaba en un lío si Percy insistía en el tema; ¿qué diría?, no podía decirles que se había visto como una figura que se podría comparar con su padre cuando este estaba en verdad furioso.

Sin embargo, Nico quería que alguien lo escuchara, quería que alguien le dijera que no se convertiría en eso que más temía. Pasaron buena parte de la mañana estudiando, pero al final Nico decidió salir del departamento, ya no podía más con ese secreto, tenía que decírselo a alguien.

El ascenso y caída de Nico di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora